Varios años después, siendo profesor del Instituto de Educación Física y yo estudiante del Profesorado Elemental (Magisterio), asistió a la mesa examinadora de la materia correspondiente a Gimnasia y luego de terminar mi examen y sabiendo mis muchos años en el fútbol se acercó y me propuso seguir mis estudios en el Instituto que presidía. Mis horarios laborales en ese momento no me lo permitieron.

Mi derrotero deportivo siguió en el futbol y años después realicé el curso de Director Técnico. Cuando el Gobernador Insfrán creó Deporte Libre, fui a trabajar a la Dirección de Deportes, el profesor conocía muy bien mis sentimientos por Formosa, por lo tanto cuando podía me incluía en su grupo de trabajo para los programas de Convivencias Escolares.

El profesor en atletismo Ramón López en vóley y yo en futbol, apoyados en la organización por los maestros hacíamos las jornadas memorables llenas de históricas, anécdotas y bullicios de los casi 350 alumnos que reuníamos en el Departamento que asistíamos.

El primer viaje fue por la ruta 86 hasta Río Muerto luego de pasar varias localidades como Posta Cambio Zalazar, Fortín Pilcomayo, Media Luna, Guadalcazar hasta llegar al lugar elegido en donde hicimos Campamento y con tres colectivos urbanos salimos a reunir a los bajitos con sus maestros y alojados en una Escuela se realizaban los campeonatos durante varios días.

Me eligió de acompañante, él conocía un lugar y quería que yo lo conociera. Después de recorrer 25 km. llegamos al mismo, cubierto de árboles que no dejaban ver el sol hasta el suelo, donde no crecía pasto y ni una especie de maleza, el camino apenas visible y solo la baqueanía del profe distinguió la entrada. Seguimos por unas sendas sinuosas y de pronto en la inmensidad de la espesura, un claro donde se levantaba una casa a dos aguas con dos habitaciones grandes y un corredor intermedio. Me dijo que era la Escuela de El Solitario, nunca mejor puesto el nombre y conocerlo es para recordarlo toda la vida. Unos metros separados un bungaló con dos habitaciones, en donde vivían 46 niños ambos sexos, todo el año lectivo y una maestra; psicóloga, enfermera, cocinera, niñera y casi mamá de todos ellos.

Después de varios días de mucho trajín y restituir a los alumnos a sus respectivos lugares salimos apresurados debido al mal tiempo que se avecinaba. En Posta Zalazar cambiamos el rumbo hacia Las Lomitas y luego de avanzar varios kilómetros nos encontramos sorprendidos ante otra belleza natural: El Bañado La Estrella, me gustó sobremanera que lo crucé caminando.

Otro viaje de las mismas características pero por ruta 81 hasta El Chorro, luego de situarnos en una Escuela y como otras veces con el profe fui recorriendo lugares como: El Potrillo, Palmar Largo, Tucumancito, Marías Cristina y llegamos a Santa Teresa. Otros cuatro días, con varios centenares de Chicos llenos de vivencias y experiencias recopiladas.

El tercer viaje pero con otra alternativa pues se trataba de futbol sub-20 en la localidad de Las Lomitas. Con seis equipos participantes conformados por veinte jugadores un director técnico y un delegado: Las Lomitas, Yema, La Libertad, Juárez, San Martín Dos y Mosconi. Luego de una larga semana se coronó campeón San Martín Dos. Se realizó la cena de despedida y la novedad fue que los 22 componentes del equipo ganador salieron a bailar una chacarera con elegancia y unísono que llamaba la atención.

Otros varios viajes de una jornada como ser: Herradura, Clorinda, Laishí, Mansilla, etc. Así fueron mis vivencias o por lo menos las más destacadas con el profesor Alberto Tito Robles que me llevó a conocer a un ser excepcional y gran persona capaz de dar una mano a cualquiera que lo necesitara.

Hoy después de haber realizado muchas aventuras deportivas en su momento, agradezco haber sido uno de los muchos amigos que supo ganarse en la vida por su humanidad y bohemia.


Patricio Chicha Jara