Los países de América Latina mantuvieron en 2016 la tasa de aumento de precios debajo de un dígito. Argentina fue la excepción, junto a Venezuela, que sigue la senda hiperinflacionaria
Empiezan a conocerse los indicadores económicos que dejó el año pasado y, a partir de ellos, se especula sobre cómo será el 2017. Entre los objetivos que se planteó el gobierno de Macri figuró el de la reducción de la inflación, que a partir de 2010 se acomodó por encima del 20% anual.
Sin embargo, la estabilización de precios fue la mayor asignatura pendiente del primer año de gestión de Cambiemos. La inflación no solo no bajó del 26,9% de 2015, sino que escaló a 40% anual. Junto al registro de 2002, fue la más alta desde 1991.
La tasa de inflación Argentina multiplicó varias veces a la de sus vecinos: fue cinco veces la de Uruguay y Brasil, diez veces la de Bolivia o Paraguay y 15 veces la de Chile.
La mayoría de los países de la región mantuvo sus índices inflacionarios en un dígito e incluso consiguió recortar el incremento de precios respecto de 2015.
Como ocurre desde 2012, Venezuela fue una cruda excepción: ya en la senda de la hiperinflación y sin datos oficiales, la escalada de precios de 2016 se estima en un promedio de 500 por ciento. El Banco Central de Venezuela había determinado una inflación de 180,9% en 2015.