A pocas horas de la asunción de Donald Trump como presidente, drones de Estados Unidos bombardearon Yemen y provocaron al menos 66 muertos, entre los que estarían tres integrantes de Al Qaeda.
Los ataques fueron realizados desde aviones no tripulados que tenían como objetivo un vehículo en el que se encontraban los hombres vinculados a una de las redes terroristas más grandes del mundo.
Uno de los fallecidos sería Abu Anis Al-Abi, comandante de la organización.
Las bombas fueron lanzadas en la localidad de Al Saumaa, en la provincia de Al Baida, a unos 270 kilómetros al sureste de la capital del país. Esta clase de ataques con drones comenzó a utilizarse el 23 de septiembre pasado, todavía durante el gobierno de Barack Obama, y hasta el momento se registraron 28 miembros de Al Qaeda muertos.
Al mismo tiempo, los rebeldes chiíes hutíes y sus aliados, partidarios del expresidente Ali Abdalá Saleh, perdieron 52 combatientes en los enfrentamientos y en los bombardeos de la coalición liderada por Arabia Saudí en la región de Moja, cerca del mar Rojo.
El jueves pasado, funcionarios de la inteligencia estadounidense informaron que durante la presidencia de Obama unos 117 civiles fallecieron en ataques de drones y operaciones antiterroristas en Pakistán y Yemen.