A la ginecóloga Irma Barrientos, solo Dios sabe la luz que puso en ella para ver las cosas en el momento justo y actuar adecuadamente a tiempo; a la neonatóloga Teresita Burgos, a la Dra. Carina Gonzáles y a todo su equipo de neonatología del Hospital de la Madre y el Niño, trabajaron con absoluta diligencia y profesionalismos, supieron hacer una obra de arte en el momento en que Octavio se nos iba; al cardiólogo Enzo González, quien, sin tener ningún tipo de compromiso, sin conocernos, y sin pedirnos nada a cambio se tomó el trabajo de ir un domingo a la noche al Hospital de la Madre y el Nio a hacerle un estudio a Octavio, ya que no se sabía que le pasaba hasta entonces, y necesitábamos un cardiólogo con urgencia, dándonos, al final, la noticia más dura que podríamos haber recibido: "el bebé tiene cardiopatías congénitas múltiples y aquí no contamos con el equipamiento ni los profesionales para encarar la complejidad de su patología, hay que trasladarlo urgente", aseguró...

A la obra social IASEP, y en especial a la señora Mónica Torres. La eficiencia en su gestión, la rapidez y el buen trato, su amabilidad en el medio del dolor y el enorme miedo que teníamos, fue oro, gracias Moni! En menos de 24 horas desde el diagnóstico... ya estábamos en Buenos Aires, siendo atendido nuestro hijo por los mejores profesionales del país.

Dos meses pasaron en Buenos Aires, 5 veces entró a quirófano, con solo 11 días de vida peleó la batalla más feróz, y la superó, como todas las demás, hasta se nos fue! Pero Dios nos lo prestó otra vez! Para los médicos nunca había esperanzas. La esperanza y la fe la pusimos nosotros, sus padres, sus hermanos, sus abuelos, sus tíos y primos, nuestros amigos y miles de personas más, que sin conocernos hicieron fuerzas con nosotros en la oración por un mismo propósito: la recuperación de Octavio. A todos ustedes también queremos decirles Gracias!!!!

A los médicos, enfermeros y kinesiólogos del sector de pediatría del HAC, en especial a la Dra. Olivelo, al Dr. Melgarejo y a la Dra. Batiusko, quien nos acompañó con amabilidad y profesionalismo durante un largo tiempo.

A todo el equipo de médicos y enfermeros de NEOFORM, y en particular al pediatra Maximiliano Feilyng porque supo sacar adelante a Octavio mediante la internación domiciliaria, por la dedicación, la flexibilidad, la calidez y el profesionalismo con que lo hizo, poniendo el acento en las cosas sencillas, como el buen ánimo y el entusiasmo, acompañando de esta manera a la familia también. Gracias Maxi!!!

A la licenciada kinesióloga Luciana Velazco, quien visitó y trabajó con Octavio cada día, durante todos estos meses tan difíciles, porque lo hizo con mucho cariño, sufriendo y alegrándose junto a nosotros en cada momento vivido, y porque desde su profesión lo acompañó de manera impecable.
¡Que Dios y María Santísima los bendigan a todos Ustedes, y les vuelva lo mucho que nos dieron".

Rosario y Pablo