En el patio soleado y amplio, de la sencilla pero prolija casa, un joven, casi un niño jugaba, saltaba y reía...
Corre, Jesús, corre! Que se va la tortolita!
Mientras el carpintero José trabaja sin cesar con las maderas, clavos y serruchos, María, su esposa lava, cose las ropas de su familia, luego ya algo cansada se pone a cocinar.
Mira José... cómo ha crecido el niño. Ya es un hombrecito...
Los niños de la aldea son sus amigos, todos lo quieren y admiran por su bondad y gran corazón.
Los mayores se asombran cuando lo escuchan hablar con coherencia y precisión, sus cuentos cortos dejan enseñanzas que los hacen pensar...
Se hace tiempo para todo, va al pozo a traer agua, cuida las cabritas, juega con sus amigos y también va al templo a orara...
Jesús nació y se crió en la mayor pobreza pero sin embargo él nos da la luz y nos saca del pecado.
Con su nacimiento comienza para los hombres una nueva vida de salvación y liberación; él nos pide llevar una vida sencilla y de justicia, equilibrada y sana, una vida de compartir con los más necesitados.
Jesús enseñaba a desterrar el orgullo y la soberbia para ser felices y a cultivar la humildad.
Dijo Jesús: "sean como niños pues de ellos es el Reino de los Cielos".
Cristina Arce