"Cada día que pasa se nos están acortando los lapsos para garantizar las elecciones en el primer semestre de 2017, tal y como se anunciaron." Luis Emilio Rondón, el único rector no chavista del Consejo Nacional Electoral (CNE), hizo públicos ayer unos temores que no son sólo suyos, sino de buena parte de la sociedad. Las elecciones se encuentran en la unidad de terapia intensiva y con un pronóstico tan reservado que la oposición está convencida de que el chavismo trama un "esquema nicaragüense" para dinamitar futuros comicios.

Las elecciones para gobernador debieron celebrarse en diciembre, como marca la Constitución. Todos los gobernadores ya han cumplido sus mandatos: 20 oficialistas (la mitad, militares) y tres opositores. Las encuestas adelantan que, de celebrarse, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) invertiría los resultados. Maduro lo sabe; incluso en los últimos meses ha cambiado a dedo a seis mandatarios regionales, pese a ser un cargo de elección directa.

"La deriva autoritaria va camino de convertir a Venezuela en un régimen dictatorial. Estamos recibiendo señales muy fuertes, incluida la posibilidad de que se cancelen las elecciones", denuncia el politólogo Luis Salamanca, que sostiene que el chavismo calcula los beneficios de convocar de forma conjunta las elecciones regionales y las municipales a fin de año (con 12 meses de retraso), para mitigar la derrota ante el reparto de miles de cargos.

¿Por qué no se han celebrado cuando la Constitución así lo dicta? El chavismo adujo el año pasado varias explicaciones que van de lo pintoresco a lo "vulgar", según Luis Vicente León, presidente de Datanálisis: la falta de tiempo "por culpa" del proceso revocatorio, la crisis económica, la ausencia de presupuesto, que al pueblo "no le interesaba" y, por último, el "mal" comportamiento de la oposición. Una estrategia que cuenta con la connivencia de la cúpula militar, que en una guía con las directrices para 2017 insiste en que la oposición usa el derecho al voto como "parte de un plan para desprestigiar al gobierno", como consignó el diario El Nacional.

El chavismo se ha trazado tres caminos diferentes, también con vistas a las presidenciales de 2018, en su hoja de ruta a la nicaragüense. La primera vía utiliza el mismo "fraude" del revocatorio para ilegalizar a la MUD, como exigió Diosdado Cabello, líder del ala militar. "La MUD, a pesar de estar registrada, le hizo un fraude al país y eso los deja automáticamente fuera", adelantó.

La segunda vía "antielectoral" actuaría contra los partidos que componen la alianza antichavista, que por orden del Supremo deben superar un extraño proceso de renovación ante el CNE con condiciones tan "leoninas" que hasta el Partido Comunista, aliado del chavismo, se ha negado a cumplirlas.

Por último, sobre los principales líderes de la oposición pende la inhabilitación. A la ya conocida contra Leopoldo López se ha unido la investigación iniciada por la Contraloría contra Henrique Capriles.

"Burlar las elecciones, usar excusas para demorarlas o cancelarlas, y utilizar mecanismos que invaliden a los adversarios políticos es la expresión máxima y típica de las autocracias", sentencia León.