Brenda Mato siempre se consideró "rellenita". Es por eso, que desde la adolescencia buscó sentirse bien con ella misma y vestirse como más le gusta. "Tuve fluctuaciones de peso pero siempre tuve mucha cadera y busto. Cuando tenía 16 años no me podía mirar al espejo y pensaba que era horrible. No tenía un cuerpo exageradamente gordo, pero al no encajar en los parámetros estrictos, entendí que lo importante era transmitir el mensaje: no necesitamos cambiar nuestro cuerpo. Podemos ser felices como somos".
Más allá de que viene luchando contra los estigmas y la falta de talles hace más de 10 años, cuando el domingo fue al shopping a aprovechar las liquidaciones y volvió a su casa con las manos vacías, sintió tanta tristeza e impotencia que se desnudó y subió la foto a las redes sociales.
"No es algo nuevo la falta de talles y empeora cada vez más. Me saque esa foto porque creo que mi cuerpo es parte de esta lucha y es parte del mensaje. No me pueden coartar el derecho a elegir qué ponerme", explica la modelo.
La leyenda del cartel con el que cubre su cuerpo en la foto -"No tengo qué ponerme"- en realidad muestra que "sólo tenía tristeza, rabia y todos esos sentimientos los traje del shopping, menos la ropa", detalla Mato.
El lunes cuando se despertó tenia el celular "explotado de notificaciones" y comentarios de mujeres que le decían que les pasaba lo mismo. Sufrían el hecho de tener cuerpos distintos a los que la industria les está vendiendo: "No tenemos idea de lo que están haciendo; sólo se preocupan por vender pero no saben a quiénes les están vendiendo".
Brenda trabaja como modelo "plus size" desde 2013. En 2015, fue la impulsora de la petición para que Facebook saque de sus estados emocionales el "me siento gorda" y "me siento fea", alegó que "gorda no es un sentimiento" y es peligroso el significado que puede generar en los adolescentes.
La lucha contra la discriminación y la exclusión es diaria: "Hay días en los que me levanto y no me siento cómoda. Sé que son los menos, y que esas batallas perdidas no ganan la guerra. Me expongo para que les llegue el mensaje a los demás".
Más allá de que Brenda se las rebusca para conseguir ropa con diseñadoras independientes y comprando ropa en el exterior, hay situaciones que la superan. "Conseguir un vestido de fiesta bonito para un talle grande es imposible. Me pasó hace un año que tuve que hacerme yo misma el vestido. Estudié corte y confección y para no perderme la fiesta de mis amigos, lo hice yo".