El horror de los crímenes que cometió Diego Loscalzo en Hurlingham está fresco entre los familiares y amigos de los seis muertos, que fueron sepultados ayer a la mañana. También se percibe en la angustiante esperanza de mejora de los tres heridos que fueron internados en el Hospital Posadas. Pero además de las seis vidas que el asesino se robó con su acto de violencia, quedaron otras cinco víctimas. Son los chicos huérfanos, que por ahora pasan estas dramáticas horas todos juntos en la casa del padrino de uno de ellos, y que ya decidieron vivir con los familiares que quedaron vivos.
Gisele, de 14 años, y Uriel, de 11, son hijos de Romina Maguna, la primera víctima y ex pareja del asesino múltiple. Junto a ellos están los tres hijos de Vanesa Maguna, hermana de Romina, asesinada de siete disparos. Son Thiago, de 13; Daiana, de 9; y Máximo, de dos años y medio.
?"Están todos juntos en la casa de David, padrino de uno de ellos", explica Héctor Rouillet, secretario de Abordaje de Políticas Integrales de Hurlingham, el área a cargo de la custodia en casos como éste.
Aislados de los medios periodísticos, los cinco chicos reciben asistencia psicológica. "Trabaja un equipo interdisciplinario de profesionales dedicado a las situaciones de duelo. Se necesita un abordaje de entre ocho meses y un año para empezar a sobrellevar lo que pasó", comenta Rouillet, y asegura que acordaron que continuarán con el tratamiento ofrecido por el Municipio durante ese lapso.
Uriel no sólo tiene que superar la pérdida de su madre, sino también el hecho de haber visto cómo la asesinaban. Es más: Loscalzo no le disparo a él porque se lo rogó. "¡Por favor, no me mates!", le pidió el chico.
"Hay otros familiares que pidieron la guarda de los menores. La nueva Ley de Niñez dice que los chicos pueden elegir, y ellos quieren estar con sus familiares, así que no serán institucionalizados", agregó el funcionario. Prevén que la semana que viene podrán mudarse.
Por otro lado, desde la Comuna harán una evaluación sobre cómo continuarán con su educación. Rouillet puntualizó: "Todos van a escuelas públicas del Distrito y -de acuerdo a lo que establezcan los profesionales y los propios chicos- se definirá si están en condiciones de seguir en las mismas instituciones".
Además de sus padres, todos ellos perdieron también a su abuela, Juana Paiva, madre de Romina y Vanesa Maguna.
Mientras tanto, en el barrio aún no salen del estupor por el vecino que "parecía tranquilo" y terminó siendo un asesino. De hecho, se trata del criminal más violento en la joven historia de Hurlingham.