Lo que comenzó como un hobby o pasatiempo de un niño de 10 años, se transformó con el paso del tiempo en un emprendimiento que permite fabricar aerogeneradores que producen energía eléctrica renovable para uso domiciliario.
El protagonista de esta historia es Diego Enzo Soliz, de 20 años, quien resalta la importancia de buscar otras fuentes de energía que alivianen la sobrecarga del sistema eléctrico nacional, además de despertar el interés de la gente sobre la cultura del ahorro de energía y el cuidado del medio ambiente.
Diego nació el 18 de mayo de 1996 en la provincia de Tucumán y a los seis años se trasladó junto a su familia a la ciudad de Formosa.
Su madre, María Luciana Bordón, es diseñadora gráfica y hace trabajos en bordado para instituciones como escuelas, organismos en general y pedidos de particulares; mientras que su padre, René Alcides Soliz, se dedica al rubro de la construcción. Tiene dos hermanas: Camila Margarita, de 17 años, y René Victoria, de 9 años.
Hizo su educación primaria en la Escuela 66 "José Manuel Estrada" y la secundaria en la Escuela Provincial de Educación Técnica Nº 1, donde terminó la carrera de "Maestro Mayor de Obras".
De pequeño era muy inquieto y curioso y a los 10 años tuvo una experiencia que lo marcó, tanto que despertó en él el interés sobre la producción de energía renovable.
"Me compraron un dínamo para la bicicleta y vi que con eso se podía generar luz, sin necesidad de usar una batería. Siempre tuve un espíritu ahorrativo y de aprovechamiento de los recursos que nos ofrece la naturaleza. Ese descubrimiento me pareció maravilloso. Para mí fue todo un descubrimiento que me llenó de emoción. Le puse un aspa de ventilador y un cable que conectaba a una pequeña lámpara del dínamo", comentó a La Mañana.
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