Monseñor Canecín se desempeña como coordinador de la Pastoral de las Adicciones en la región NEA, integrada por 10 diócesis y desde este año tiene la misión de desarrollar un trabajo más firme en la línea de la prevención, la rehabilitación y ayudar a que el Estado tenga memoria para combatir el delito. 

Es un conocedor de la temática de las adicciones dado que en su última parroquia como sacerdote en Formosa, San Francisco de Asís, impulsó y acompañó el Equipo de Pastoral de las Adicciones (EPA).

LM: Siempre mostró preocupación por trabajar en la recuperación de los adictos a las drogas y ahora tiene una función regional. De qué se trata.

OC: Me tocó escuchar este año en Misiones a los obispos de la región, donde cinco referentes del NEA contaron sus actividades en la lucha contra el flagelo de las adicciones. Nos quedamos con una profunda preocupación y decidimos que eso también se convierta en ocupación. Entonces me ofrecí y los obispos del NEA me aceptaron como delegado para acompañar a la Pastoral de las Adicciones de toda la región del Nordeste Argentino, dado que este flagelo está en todas partes porque se acentuó notoriamente. Incluso en la reunión de presbiterio de la diócesis de Goya de este mes, cada presbítero comentó sobre la presencia de la droga en las zonas urbanas, rurales y en los barrios. 

LM: ¿Cómo tomó lo que ocurrió en Itatí -Corrientes- y que los medios de comunicación llamaron "el narcoescándalo", que derivó en la detención del intendente Roger Teran y del vice Fabio Aquino, además de una veintena de personas?

OC: Nosotros siempre debemos tratar de acercarnos a la realidad desde nuestra mirada de pastores. El sociólogo, el psicólogo, el político lo hace desde su concepción. Los curas nos acercamos desde una mirada pastoral. Por eso la Palabra de Dios aporta mucha luz. Hay un texto bíblico que dice: "Nada lo que sea oculto saldrá a la luz en su momento". Celebramos que después de las investigaciones y el trabajo de inteligencia este caso salga a la luz en Itatí, así como salió en otros lugares. Y tendrá que seguir saliendo a la luz. Parecería que esto habla de la implicancia decidida del Estado en combatir el narcotráfico, el narcomenudeo, tarea que le corresponde al Estado. La Iglesia en sus documentos es clara en resaltar que la función de combatir estas formas de delito la tiene el Estado. Entendemos también que desde la Iglesia debemos hacer un acompañamiento y celebrar cuando el Estado actúa con eficacia y eficiencia, sacando a la luz como ocurrió acá en la provincia de Corrientes.

LM: Hay una fuerte presencia de droga en la región, con bandas dedicadas al narcotráfico. ¿Cómo analizan esta situación los obispos del NEA?

OC: La problemática se instaló más de la cuenta. Antes se decía que la región era lugar de paso de la droga. Hoy en día realmente se han instalado. Si uno hace una mirada retrospectiva debe preguntarse dónde estaba nuestra mente, qué estábamos mirando, en qué estábamos ocupados. Todos los ciudadanos debemos sentirnos corresponsables. Ahora bien, las autoridades municipales, provinciales y nacionales tienen una mayor responsabilidad porque deben velar por el bien común, que es el mayor de los bienes. Incluso nosotros como Iglesia debemos hacer nuestro mea culpa y los obispos ya lo dijeron en el documento "El drama de la droga y el narcotráfico en la Argentina" de 2013 del Episcopado Argentino. 

LM: Hay mucha oferta de droga. Se consigue fácil y los adictos saben dónde conseguirla.

OC: Existe la oferta de droga porque hay demanda. El desafío es trabajar fuertemente para que no haya demanda. Por qué los niños, adolescentes, jóvenes y adultos en todas las clases sociales demandan el alcohol, el tabaco, el juego, las tecnologías, las redes sociales y las drogas. Qué está pasando en el corazón. Pregunto porque cuando hay vacíos existenciales uno intenta llenarlo. Eso tiene que ver con la religión, con nosotros que tenemos la tarea de atender a las personas.