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Patiño, un hombre que transmitió a lo largo de décadas su amor por el dibujo y la pintura

El protagonista de hoy es todo un referente de la fotografía en Formosa. Comenzó como aprendiz en "Foto Real" en 1958 y se desempeña como fotógrafo desde 1960. Ahora ya está retirado y dos de sus hijos siguen con la actividad



Varias generaciones de formoseños y personas de otras provincias que eligieron Formosa para vivir, reconocen en "Patiño Fotografías" un signo de distinción y un plus de talento artístico en cada una de sus fotografías.

Por eso La Mañana no quiso dejar pasar la oportunidad de homenajear a don Miguel Patiño en vida y presenta en este material algunas pinceladas de su historia, que sintetizan muchos años de trabajo, su pasión por la cámara de fotos, su vocación por el dibujo y la pintura, el amor por su esposa y sus hijos y su breve paso por el mundo de la política, en la gestión que llevó adelante el entonces intendente Francisco Dolores Vega en 1983, que marcó el regreso de la democracia al país. 

Fue así que llegó a ocupar el cargo de director de Ceremonial de la Municipalidad, pero después renunció y se dedicó de lleno a su trabajo de fotógrafo.
Patiño nació el 29 de setiembre de 1944 en Formosa, tiene 72 años y es una persona muy respetada y querida, no sólo por sus colegas sino por la comunidad en general, siempre atento, amable y dispuesto a mantener largas charlas sobre medicina natural, arte y creencias religiosas.

Empezó a trabajar como aprendiz a los 14 años en "Foto Real", de Héctor Noriega, local que funcionaba en la tradicional esquina de Belgrano y Saavedra. Remarcó que su patrón tenía una excelente relación con sus empleados, donde se esmeraba en brindar permanentes capacitaciones y las conversaciones las mantenía con respeto y amabilidad. Esa histórica casa de fotos tenía seis empleados, donde también trabajaba el hermano del dueño, don Jorge. 

Señaló que ingresó junto a otro joven en 1958 como aprendiz: Francisco Gallozo, otro referente que dejó su sello en la actividad en Formosa.
"Cuando comencé a trabajar como aprendiz de los flashes eran a base de pólvora y después a lámpara. Se gatillaba como un encendedor, se encendía la pólvora y en ese momento se tomaba la fotografía. Esa era la técnica que se ocupaba sólo de noche y en lugares cerrados. De día no había problema. El secretario tiraba la pólvora y el fotógrafo sacaba la foto. Me tocó trabajar con ese sistema tirando la pólvora y cuando empecé como fotógrafo ya aparecieron los flashes pequeños a pila y más tarde los electrónicos", recordó. 

Su madre, Juana Medina, era ama de casa y su padre, Jesús María Patiño, fue el primer médico dental de Formosa y comenzó su actividad en 1928 en adelante, en los tiempos en que los dientes postizos sólo se hacían de oro. 

La vida le regaló siete hermanos: Anastasio, Pedro, Bernardino, Ambrosio, Daniel, Guillermina y Gilberto.

Después de dos años de aprendiz, Patiño ya era fotógrafo y su primera casa fotográfica funcionaba en Lelong 756, entre Fontana y Tucumán (Eva Perón) con la modalidad foto a domicilio.

Desde 1966 hasta 1980 trabajó en el local de Padre Patiño 192, casi Corrientes, local comercial con galería para fotos artísticas. Después se instaló en Brizuela 121 del barrio San Miguel. Otro de sus locales o habilitó en Rivadavia casi España, con copiadora fotográfica color automática en 1990. Otros locales que montó fueron la de Fontana casi España y la de 25 de Mayo, entre Fontana y Eva Perón con la premisa de un servicio fotográfico integral.
"Nuestro trabajo fotográfico siempre fue integral. Me ayudó mucho mi vocación de dibujante porque retocaba las fotografías blanco y negro tanto el negativo como el positivo, con un lápiz y una tinta especial", indicó. 

Su trayectoria en el rubro lo llevó también a trabajar casi 50 años con las copias de fotografías para la Policía de la provincia de Formosa y Gendarmería.

En la década del 80, Patiño tuvo la delicada pero honrosa tarea de hacer los cuadros que pueden apreciarse en la Galería de los Gobernadores, en el Museo Histórico de la provincia.


"Mi esposa era un ángel"
 


Asegura que Dios le regaló la gracia de casarse con el amor de su vida: Ramona Felisa Arévalo, con quien contrajo matrimonio el 23 de octubre de 1965, y tuvieron tres hijos: Miguel Angel, Gustavo Ariel y Martín. 

Su suegro, Marcos Arévalo, vino de Catamarca para trabajar en la provincia y se convirtió en el primer maestro en la escuela de Mojón de Fierro.
"Mi esposa era un ángel. Nació en Formosa y desde que la conocí se convirtió en la compañera ideal, responsable, mi administradora, mi brazo derecho, mi mejor amiga, mi novia eterna y mi médica de cabecera. Una voluntad, una dulzura que hizo mejor mi vida. Hace tres años que se la llevó una enfermedad y hasta hoy respeto su memoria y la extraño con todo mi ser", expresó. 

Con su esposa supieron cultivar también el hábito de la lectura de la Palabra de Dios, la Biblia y asiste con regularidad los sábados por la tarde y noche a la Casa del Alfarero, un lugar de oración, reflexión y sanación. 

"Tenemos que aprender a valorar la familia. Los hombres vivimos equivocados en el trato con nuestras esposas porque nos transmitieron el machismo y así crecimos. Hay que cuidar a la mujer y tratarla con respeto", aseguró. 


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