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El miedo y los nervios se apoderan de Francia

Una semana antes del voto, el resultado es completamente incierto



PARÍS.- Por primera vez desde que Francia elige presidente por sufragio universal, hace casi 60 años, cuatro candidatos llegarán a las urnas separados por menos de tres puntos y estarán en condiciones de pasar al ballottage.

Esa situación inédita, una semana antes de la primera vuelta de las elecciones, ha sumergido al país -y al resto de Europa- en un auténtico estado de conmoción y nerviosismo.

El promedio de las encuestas divulgadas en las últimas 48 horas ratifica que el candidato social-liberal Emmannuel Macron, del movimiento En Marcha, ocupa el primer lugar con 23% de las intenciones de voto, seguido por Marine Le Pen, del Frente Nacional (FN), de extrema derecha y la candidata más temida por la Unión Europea (UE), con el 22%. Mordiéndoles los talones a los dos favoritos aparece el candidato de ultraizquierda Jean-Luc Mélenchon, del movimiento La Francia Insumisa (LFI), con 20% y en cuarta posición aparece François Fillon, candidato del partido conservador Los Republicanos (LR), con 20%.

"En este momento es realmente imposible anticipar el resultado o dar una tendencia", se lamentó François Miquet-Marty, presidente del instituto de sondeos Viavoice.

Otras encuestadoras, como BVA, Ipsos, IFOP y Elabe también plantearon un horizonte incierto.

"En sondeos que tienen un margen de error que oscila entre el 1,8% y el 3% (hacia arriba y hacia abajo) e incluso aplicando las correcciones de rigor, es imposible arriesgar una previsión", reconoció con modestia Jérôme Sainte-Marie, que dirige el instituto PollingVox.

La principal razón de ese desconcierto es el progresivo retroceso de los dos favoritos y el ascenso de sus adversarios: Macron perdió tres puntos desde principios de marzo y Le Pen cayó del 25% al 22% en un mes, mientras que Mélenchon pasó del 12% al 20% en cuatro semanas.

"¿Cómo saber de qué manera va a evolucionar cada una de esas curvas en los próximos siete días?", se preguntó con inquietud Bernard Sananès, del instituto Elabe.

El segundo motivo es la incertidumbre sobre cómo se comportará el electorado. Sobre los 44,8 millones de inscriptos, el 35% admite su intención de abstenerse -cifra que podría superar el 28% de ausentismo registrado en 2002- y otro tercio reconoce que aún no tomó una decisión definitiva sobre la boleta que depositará en las urnas.

"Esa tasa de volatilidad es determinante porque puede disparar las curvas en cualquier sentido", sostuvo Sananès.

La tercera razón que explica la desorientación es que, según los analistas, este año los electores se decidirán en las últimas 48 horas y "muchos de ellos continuarán titubeando hasta último momento", estimó el politólogo Dominique Reynié, del think tank Fundación de Innovación Política (Fondapol).

Esas 48 horas serán determinantes porque en ese período tendrán una enorme influencia los miedos que pueden suscitar tanto algunos candidatos extremistas, como Le Pen y Mélenchon, o el recelo que genera Fillon, que fue afectado por una serie de escándalos, o también la desconfianza que suscita la falta de experiencia de Macron.

Ayer, por ejemplo, Le Pen se aprovechó de los temores que existen frente al centrista Macron y lo acusó de ser demasiado tolerante con los islamistas.

En un mitin realizado en Perpiñán, en el sudoeste del país, la candidata derechista consideró "muy importante que los franceses entiendan que, si por desgracia, [Macron] es elegido presidente de la república, esto aceleraría todavía más la deriva multicultural en la que se hunde la sociedad francesa".

Macron en el Elíseo, "será el islamismo en marcha", proclamó ante unos 1500 seguidores.

Más allá de las polémicas por los liderazgos, los programas políticos tendrán influencia limitada, salvo algunas ideas extremas, como la propuesta de Le Pen de abandonar el euro o convocar a un referéndum sobre el Frexit, es decir la salida de Francia de la Unión Europea (UE).

También crea recelo la promesa de Fillon de eliminar 500.000 empleos públicos y recortar drásticamente los reembolsos de gastos médicos. Mélenchon, por su parte, suscita pánico en los sectores de mayores ingresos por la radicalidad de su programa fiscal, que prevé tasar en 100% a todos los ingresos por encima de los primeros 360.000 euros, así como el costo de su programa económico, que los expertos evalúan en 273.000 millones de euros.

Macron, por su parte, no termina de tranquilizar con su programa que "no es de derecha ni de izquierda" y que -según sus críticos- "pone 50% en cada plato de la balanza para satisfacer a todo el mundo".

"A la hora de la decisión también influirán los sentimientos de rechazo de una parte del electorado, que se confiesa decepcionado y asqueado por la política, y que va a la urnas para depositar un voto de cólera", explicó el politólogo Roland Cayrol.

En ese marco de incertidumbre, la columna mercurial del miedo asciende vertiginosamente frente a la hipótesis de una segunda vuelta entre Le Pen y Mélenchon. La idea de un duelo entre los dos extremos creó una corriente de pánico en los mercados y precipitó una presión inesperada sobre la deuda soberana francesa.

Como resultado de ese fenómeno, el spread entre Francia y Alemania -que marca el diferencial de las tasas de interés a 10 años entre ambos países- aumentó bruscamente de 64 a 70 puntos de base, su nivel más alto en las últimas seis semanas (a comienzos de enero era de 46 puntos). Los operadores también detectaron nerviosos movimientos de capitales, como las ventas masivas de títulos por valor de 13.600 millones de dólares decididas por inversores japoneses, según la agencia financiera Bloomberg.

Por lo menos cuatro grandes bancos -Société Générale, Deutsche Bank, Citi y Crédit Suisse- evaluaron los riesgos de un escenario de esa naturaleza.

En una nota dirigida a sus clientes, la empresa de inversiones Aurel BGC reconoció que, "entre otros escenarios, una segunda vuelta entre Marine Le Pen y Mélenchon no pertenece al dominio de la fantasía" y el Citi atribuye una posibilidad de apenas "10% a la hipótesis de victoria de Mélenchon".

A siete días de la primera vuelta, los inversores acogieron ese pronóstico con prudencia porque aún recuerdan que en vísperas de la elección norteamericana del 8 de noviembre, esos mismos analistas acordaban "el 65% a la posibilidad de victoria de Hillary Clinton frente a Donald Trump".


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