En diversos países, se señala que una de las cuestiones más problemáticas relacionadas con la respuesta penal al abuso sexual de menores es la baja tasa de denuncia. Diferentes estudios internacionales alertan que una de cada cinco personas ha sufrido abusos sexuales cuando era menor de edad, de entre las cuales el número de víctimas niñas es superior al de niños. Y los motivos predominantes que influyen en la decisión de no denunciar son: la minimización del delito; la represión del recuerdo y la experiencia negativa en revelaciones anteriores durante la infancia; y el no sentirse emocionalmente preparado, porque varios afectados sienten que la situación de abuso es un asunto íntimo y personal, o tienen un sentimiento de culpa y vergüenza.

En lo referente a estas cuestiones, Belisario Arévalo explicó a La Mañana: "En Formosa, por la idiosincrasia nuestra y porque vivimos en una provincia más chica, los jueces tienen muchos elementos y conocimiento de la gravedad de los hechos, y no suelen tomar decisiones, como el juez Rossi en el caso de Micaela García, que autorizó la libertad condicional para un peligroso violador. Es muy difícil que un juez en Formosa vaya en contra de lo que le dice el Cuerpo Médico Forense de su propia institución. Por mi experiencia, en Formosa hay 'mucho celo' por cumplir la ley y con las condenas si el informe es negativo. Esa es nuestra 'ventaja'. Pero nuestro problema es que, como sucede en otros lugares del país, tenemos muchos casos de familiares que cometen abusos sexuales, tanto a niños como a niñas, y que no se denuncian". 

"Esto se da en muchas ocasiones en los ámbitos rurales, como algo que se fue 'naturalizando'. Las mismas madres de las nenas o los nenes abusados caen en complicidad con el mismo abusador, que a veces es el padre o, en otras, el padrastro u otro familiar, que puede ser el primo o el hermano de la propia víctima, que termina cometiendo ese tipo de abusos", añadió el experto.