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Se realizan dos juicios de casación por casos emblemáticos ocurridos en nuestra provincia

Uno de los hechos tiene que ver con la condena a 16 años de prisión de Ulberto Colman por la muerte de Darío Velázquez y Viviana Sanabria, en un trágico siniestro vial ocurrido en la ruta 11. El otro caso que llega a la instancia de Casación es el doble crimen ocurrido en Las Lomitas, por el que una mujer fue condenada a prisión perpetua



El recordado caso de Darío Velázquez y Viviana Sanabria, quienes perecieron en la ruta 11 tras ser embestidos por un automóvil conducido por Ulberto Colman, condenado a 16 años de cárcel por la Cámara Segunda en lo Criminal, y la muerte de una mujer embarazada y su pequeña hija de 3 años a manos de la amante de su esposo y padre de la pequeña víctima serán examinados hoy en horas de la mañana en el marco de sendos juicios de Casación que tendrán lugar en la sede del Superior Tribunal de Justicia de la provincia.

La primera audiencia será a las 9 donde los jueces de la Corte provincial escucharán la acusación fiscal y el alegato de la defensa de Ulberto Colman, el conductor de la camioneta Chevrolet S-10 que el 18 de agosto de 2013 atropelló y mató a Sergio Darío Velázquez y Viviana Yolanda Sanabria e hirió a otras dos personas, quienes se desplazan en dirección a nuestra ciudad a bordo de un automóvil Fiat Uno.

Tras la realización del juicio oral y público, la Cámara Segunda en lo Criminal de la provincia condenó a Colman a 16 años de prisión por el delito de doble homicidio simple, en concurso ideal con lesiones graves y leves. 

La fiscal del juicio, Norma Zaracho, había solicitado 20 años de prisión para el acusado, en tanto los querellantes pidieron 18 años de cárcel, ambas partes por el delito de homicidio simple con dolo eventual, mientras que el abogado defensor del ahora condenado se había pronunciado por una pena que encuadre al delito de homicidio culposo. 

Los hechos ocurrieron el pasado 18 de agosto de hace tres años. Aquel día, Ulberto Colman se encontraba en la localidad de Gran Guardia ingiriendo bebidas alcohólicas en compañía de otros dos hombres, con quienes luego se dirigió al mando de su camioneta marca Chevrolet modelo S-10 a la Fiesta de la Verdura en la ciudad de Mayor Villafañe. En ese lugar, todos continuaron tomando bebidas alcohólicas para luego retomar el viaje hacia la ciudad de Formosa haciéndolo por la ruta provincial Nº 1. Al llegar a la localidad de San Francisco de Laishí, Colman y sus acompañantes descendieron en una estación de servicio, lugar donde generaron una gresca y luego se retiraron presurosamente a bordo de la camioneta. El conductor retomó el camino empalmando en la ruta nacional 11 por la cual marchó a alta velocidad, sobrepasando otros vehículos y realizando movimientos zigzagueantes. 

Siendo aproximadamente la hora 20.30 al llegar a la altura del barrio Nueva Pompeya, donde la velocidad máxima permitida es de 40km/h, por tratarse de un sector de la ruta que atraviesa por una zona urbana, embistió de atrás al automóvil Fiat Uno que se dirigía por la misma ruta y en idéntico sentido de circulación a una velocidad de 38km/h, provocando que el automóvil saliera de la cinta asfáltica y diera un vuelco. Como consecuencia del violento impacto, los ciudadanos Sergio Darío Velázquez -conductor del automóvil- y Viviana Yolanda Sanabria -quien viajaba en la parte trasera del lado del conductor del mismo vehículo- perdieron la vida. Asimismo, los demás pasajeros del automóvil, Rosalinda Velozo Irala y Lucas García Jacobo, resultaron lesionados; la mujer presentó heridas que le demandaron un tiempo de curación e incapacidad laboral menor a treinta días, en tanto el joven sufrió lesiones de consideración. Al momento del impacto, la camioneta registraba una velocidad de 102km/h, en tanto el conductor Ulberto Colman se encontraba en estado de ebriedad, con una graduación alcohólica en sangre de 2,79g/l.

En cuanto a la calificación del caso como homicidio simple con dolo eventual, la jueza Nicora Buryaile (primer voto al que adhirieron sus pares Rojas y Sala), consideró que no quedaron dudas de que Colman condujo -pese a su estado de ebriedad de características casi completo (2,79 g/l), que lo inhabilitaba para el manejo-, continuó su marcha hacia esta ciudad aun sabiéndose en ese estado, evadiendo por ello el control policial. Tal dosaje en sangre -agregó la jueza- determina en el individuo pérdida de inhibiciones y reflejos, además del alargamiento de los tiempos de reacción cuantitativa visual y motora, pero aun así, Ulberto Colman no sólo continuó manejando, sino que también lo hizo con exceso de velocidad (102 km/h aprox.), en zona que además sabía urbana por los carteles de precaución existentes en el sitio, pese a lo cual de igual modo desatendió tales indicaciones. "Creo que esa sumatoria de gravosas circunstancias por él trasgredidas revela un grosero menoscabado de su parte a las leyes y consecuentemente a los bienes jurídicos de alto tenor (vida e integridad de las personas) que las mismas resguardan, siendo precisamente esa circunstancia la que aparta su conducta de la simple negligencia e imprudencia que exige el tipo culposo para su configuración", argumentó.

Doble crimen en Las Lomitas

El segundo juicio será a las 11 y estará referido a la mujer que fue condenada a prisión perpetua por haber ultimado a puñaladas a la esposa de su amante, quien estaba embarazada, y asfixiado a la hija del matrimonio, una niña de tres años de edad.

Este recordado doble homicidio ocurrió el 17 de setiembre de 2012 en horas del mediodía en una vivienda situada en avenida San Martín, la principal de la localidad de Las Lomitas, donde residían el amante de la homicida junto a su familia: su esposa que en ese momento estaba embarazada y los dos hijos de ambos, un niño de 7 y una niña de 3. 

La mujer condenada a prisión perpetua también estaba embarazada cuando decidió matar a puñaladas a Mónica Vega (29) y a la hija de esta de tres años de edad.

Después de consumar el sangriento hecho, la mujer confesó ante el juez de Las Lomitas haber cometido ella sola el doble homicidio para vengarse del hombre.

El caso fue descubierto cuando el padre de Vega, un efectivo retirado de la Policía provincial, fue hasta la casa porque nadie respondía a sus llamados.
Al ingresar a la vivienda, el ex policía halló muebles tirados en el piso, manchas de sangre en varios lugares y los cadáveres de su hija y su nieta, el primero con varios cortes y el segundo envuelto en una sábana y con una bolsa de nailon en la cabeza.

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