pixel facebook
Viernes 26 de Abril de 2024

28 ° C Clima

Logo Editorial


Patricia Rivaldi, la primera mujer en llegar a la jerarquía más alta dentro del Regimiento

Es suboficial mayor. Lleva 31 años dentro del Ejército. Hace 21 años cumple funciones en Formosa, es encargada de la farmacia y de la Sección Sanidad del cuartel.



Son vientos de cambio los que soplan en el Ejército Argentino desde la recuperación de la democracia, tanto que la inclusión de la mujer dejó de ser una frase elegante para convertirse en una realidad que gana fuerza y se construye en el día a día. 

Un claro ejemplo de ese proceso de transformación lo experimentó y lo vive a diario la suboficial mayor Patricia Elena Rivaldi, que llegó a la jerarquía máxima como enfermero general, lleva 31 años de servicio militar y es la encargada de la farmacia y de la Sección Sanidad del Regimiento de Infantería de Monte 29.

Patricia Elena Rivaldi tiene 49 años, nació el 9 de Julio de 1967 en Buenos Aires y desde hace 21 años vive en Formosa, junto a su familia.

Está casada con César Oscar Schneider, formoseño de El Colorado, que el año pasado se retiró como suboficial mayor del Ejército y tiene dos hijos: Oscar Gustavo, estudiante universitario de enfermería profesional, y Walter Marcelo, que es oficial de la Policía provincial.

Ingresó a los 18 años al Instituto de Formación del Ejército en Buenos Aires y cumplió funciones en el Hospital Militar de Curuzú Cutiá en Corrientes y en el Hospital de Evacuación 181 de Bahía Blanca.

Trabaja en el Servicio de Sanidad del Regimiento de Infantería de Monte 29 hace 21 años y se convirtió en la primera mujer en llegar al grado más alto como enfermero general en el Regimiento. Incluso, es la primera suboficial mayor dentro de las unidades que componen la Brigada con asiento en Resistencia.

 "Es un orgullo inmenso porque tengo a mi familia conmigo y siento al Regimiento como mi segunda casa. Llegar al grado máximo como enfermero general es sumamente gratificante. Soy una agradecida porque las vueltas de la vida me trajeron a Formosa, que es una provincia con gente muy afectuosa", comentó Rivaldi a La Mañana. 

Dijo que aunque desde afuera el Ejército parezca estar recubierto de dureza, puertas adentro es una fuerza que privilegia la inclusión de la mujer a sus filas. "Siempre percibí la equidad y la inclusión en el trato. Nunca tuve inconveniente en la convivencia", expresó.  

Afirmó que desde su especialidad realiza trabajos en asistencia sanitaria a la comunidad en la zona de Patronato, Monteagudo, y en diferentes localidades del interior provincial, que impulsa el Ejército en el marco de su tarea de acercamiento hacia la comunidad, en coordinación con las autoridades provinciales del área de salud. 

"En otra época hacíamos atenciones en el interior y el Gobierno provincial nos proveía de vacunas y medicamentos para el desarrollo de la asistencia sanitaria completa. Desde vacunación, odontología, consulta médica, dentro de otras actividades de acompañamiento comunitario impulsado desde el cuartel. El Regimiento sigue con ese trabajo hacia afuera y el servicio de sanidad va como apoyo, aún en tareas operacionales como prácticas con mortero o tiro. El enfermero siempre está dentro del grupo", explicó. 

Cariño mutuo

Remarcó que percibe un cariño mutuo entre el Regimiento de Infantería de Monte 29 y la comunidad formoseña, donde los padres depositan toda su confianza en la institución al dejar a sus hijos para la etapa formativa. 

Destacó que la incorporación de mujeres al Ejército Argentino es una situación que se registra a nivel país, en especial en provincias como Formosa, donde su regimiento tiene una vinculación directa con la comunidad.

"Cuando abraza la vida militar siempre es importante el apoyo de la familia. Pasaba que en ocasiones mi esposo y yo debíamos cumplir funciones similares y nuestros hijos debían quedar al cuidado de parientes. Mis hijos se criaron en el cuartel y lo tomaron con naturalidad", indicó.

Consideró que la vida miliar demanda, indefectiblemente, vocación de servicio porque el que la toma como un simple trabajo para obtener dinero termina por abandonar. 

"Servir a la patria es un sentimiento y todo sacrificio es poco cuando se trata de defenderla. Me parece que fue ayer cuando ingresé y no puedo creer que sólo falten tres años para jubilarme. El orgullo que siento por la carrera que pude hacer dentro del Ejército es compartido porque nada de esto hubiese sido posible sin el apoyo de mi esposo, de mis hijos y la propia institución, de los familiares que en todo momento estuvieron cuando los necesitamos. Además, si uno no se siente cómodo en su lugar de trabajo, tampoco se podría llegar al objetivo. Un porcentaje de esfuerzo es mío y el resto lo comparto con todos los que estuvieron a mi lado esta vida militar", agregó. 

Aseguró, además, que la posibilidad de ayudar desde su profesión de enfermera la tomó como una responsabilidad y un compromiso fundamental, que en muchas ocasiones le permitió asistir al personal de la fuerza pero también a niños y adultos de distintas localidades. 

"Me pasó en los inicios de mi carrera cuando hacía guardias médicas que llegaban casos complicados, donde estaba en riesgo la vida. En nuestra actividad las armas son instrumentos que se manipulan a diario y el riesgo está presente en todo momento. Pero a lo largo de mi vida profesional nunca tuve que lamentar la pérdida de un compañero", concluyó.  


Comentarios
Los comentarios publicados al final de cada nota son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden generar sanciones legales. La empresa se reserva el derecho de moderar los comentarios y eliminar aquellos que sean injuriosos o violatorios de cualquier legislación vigente.
Todos los Derechos Reservados © 2024 Editorial La Mañana

La Mañana
RSS
Sitemap

Redes Sociales
Facebook
Instagram
Twitter

Miembro de
Logo Adepa
Adherente a Programas
ONU mujeres

Logo Footer