Alejandro Civilotti es compositor e integra Música Esperanza porque, como el mismo lo dice, está vinculado a ella, en primera instancia de corazón, afectivamente. Considera que "al público formoseño hay que movilizarlo, hay determinados rasgos que son culturales. Hay gente que le da un poco de temor lo que es la música clásica. Nosotros no hacemos música clásica, nosotros hacemos música. La música se transformó en clásica o de alguna manera regional pero por cuestiones que tienen que ver con otras cosas, no por la esencia misma de la música, de hecho cuando se toca Bach se está tocando música regional, cosa que la gente no lo sabe. Lo que pasa es que es de otra región y de otro tiempo. Nada más".

En esta misma línea, continua: "Pensamos que la música es algo que comunica y no hacemos distinción de ningún tipo; es más, en la carrera se toca tanto Bach, Mozart Beethoven como un chamamé, una polka, una chacarera. Entendemos que el valor de las cosas está en el grado de autenticidad no en el grado de complejidad o porque pertenezca a una escuela u otra".

"Hemos consumido las cosas sin saber lo que estamos consumiendo, nos han educado, nos han formado y de alguna manera lo que suele suceder es que cuesta que la gente venga a veces a los conciertos, pero cuando empieza a transcurrir el curso empiezan a ver que es hermoso que también se puede disfrutar y degustar", agrega. 

"Tratamos de transmitir la idea de que la música no es algo para competir sino algo para compartir. Es algo que cuando suena, como por arte de magia, todos los encontramos en el mismo terreno: el de lo sensible. No importa si somos de una clase social o de otra. Es una herramienta de comunicación y eso es lo que tratamos de alguna manera transmitir", reflexiona.

La génesis

Alejandro rememora los inicios de este lazo que se mantiene hasta el día de hoy. En el 92 conoció al ideólogo, el gran pianista argentino y quien fue embajador argentino en la Unesco, Miguel Ángel Estrella. "Me impactó encontrar una persona donde lo que hace y lo que dice está en el mismo lugar; porque a veces encontramos personas que dicen una cosa pero hacen otra. Entonces, empecé a querer implicarme y finalmente en el momento en que tuve de alguna manera posibilidad de concretar, cree un taller de Música Esperanza en un barrio realmente conflictivo de Barcelona, que también los hay. Porque uno habla del primer mundo y parece que el primer mundo... y hay gente que la está pasando mal allá también". 

El taller tenía como destinatarios a niños que estaban en riesgo de exclusión, hasta que me 2009, Alejandro realizó un paso fugaz por Formosa y pensó que tras tantos años fuera, "deseaba devolver un poco a mi país, porque nací en La Plata".

Empezó así el curso internacional y en 2010 la casualidad lo volvió a reunir aquí en Formosa con Miguel Ángel Estrella, quien estaba realizando un viaje con la embajada de de distintos representantes culturales de América Latina en un trabajo que se llamó "La voz de los sin voz". Además, agrega: "El Curso Internacional de Música de Cámara fue creciendo; es muy interesante; lo pensamos para de alguna manera dar vuelta la media y que el interés recaiga en Formosa. Trajimos músicos del nivel internacional altísimo, tal es así que músicos del Teatro Colón venían a estudiar a Formosa con estos maestros". Los maestros, como los llama provenían de la sinfónica de Londres, la sinfónica de Birmigham, del Conservatorio Real de Madrid, entre otros.

"Esto era hermoso pero tras diez días se iba todo y Formosa quedaba igual que como estaba. Nos interesaba que no fuera un evento, que fuera un sembrar algo que después podamos en algún punto del camino empezar a recoger la cosecha", cuenta Alejandro sobre su decisión de, en el 2013, radicarse en Argentina tras vivir en España durante tanto tiempo ("Soy de allá de alguna manera por tantos años de estar allá"). 

"Traje un cuarteto de cuerdas para que representará la continuación del curso internacional durante el año, para lograr el punto donde confluye un trabajo que se venía desarrollando todo el año. Vine directamente como emisario representante de Música Esperanza.

Músico social

"Hay una historia atrás que tiene que ver con afectos también. Ahora, esto fue de alguna manera, modificándose con la creación de la carrera, una propuesta formativa: la tecnicatura superior de músico social", explica Alejandro.

La tecnicatura se dicta por segundo año y los alumnos que empezaron en el mes de marzo ya en julio pueden participar como activos en el Curso Internacional de Música de Cámara. "El enfoque es justamente el de sembrar", resume.

Este 29 de junio comienza la séptima edición del Curso Internacional de Música de Cámara: "Lo que rescato de los maestros que vienen es el perfil humano; pensamos que no se trata sólo de una capacidad sino de algo que pueda comunicar y de entender realidades diferentes".