Muchos consideran que la vida de circo es errante, sin principio, sin destino, sin futuro, sobre todo sin raíces... pero nadie se imagina que cuando el escenario brilla, la magia comienza y expresa lo mejor que un artista itinerante puede ofrecer a su público a quien regala parte de su ser entre shows, alegrías, y mucha pasión por la profesión.

Martín Dresner, es artista de circo hace bastante tiempo, y en una entrevista exclusiva contó cómo es vivir de giras, llevando alegría alrededor del mundo.

"Me llamo Martín, soy artista de circo desde hace años... llegó la hora de la partida, tenemos que seguir rumbo pero nos cuesta dejarlos. Estuvimos casi dos meses y medio en Formosa; no solemos quedarnos tanto tiempo. Estamos muy agradecidos porque la ciudad nos ha tratado de la mejor manera. Lamentablemente, tenemos que seguir viaje y dejar conocidos y amigos...", inició su presentación para Cronopio.

C: - ¿Cómo describirías la vida dentro de un circo?

MD: - "El circo es una gran familia literalmente, si bien también es una empresa, está conformado por familias completas, y el oficio fue pasando de generación en generación. Hay mucha gente joven, y los chicos ya son nacidos y criados en el circo".

C: - ¿Cuántas personas lo integran?

MD: - "Somos más de cuarenta personas entre artistas, gente que se encarga del armado y la puesta en escena, la iluminación, el sonido, entre otros".

C: - ¿Cuáles son las historias que más resaltan en la vida circense?

MD: - "Han pasado muchas historias en que las personas se enamoraron y se terminaron yendo con el circo. Es muy mágico. Además, el circo nos permitió conocer muchos lugares, costumbres, amigos. Conocemos desde Ushuaia hasta la Quiaca y son cosas impagables que se pueden disfrutar, trabajando de lo que nos gusta".

C: - ¿Hay niños y jóvenes en edad escolar? ¿Cómo hacen para no abandonar los estudios?

MD: - "En todos los casos, como en el mío que soy nacido y criado en circo, he asistido a la primaria y secundaria en giras. Así también lo hacen los chicos ahora. Cuando llegamos a una ciudad, aunque estemos tres días, ellos pueden asistir a la escuela. Las escuelas tienen la obligación de aceptarlos, independientemente del tiempo que asistan, mediante una ley golondrina. Llegan con sus libros de pase y eso les sirve para completar todo el año".

C: - A lo largo del tiempo van conociendo gente nueva, ¿cómo continúan cuando llega la despedida?

MD: - "Nos terminamos acostumbrando y encariñando y las relaciones continúan a través de las redes sociales. Siempre hay contacto hasta que, en algún momento, se recibe visitas".

C: - Circo Varekay... ¿tiene un significado especial?

MD: - "Sí. Varekay significa 'En donde quieras que estés, en cualquier lugar' en idioma romaní. Y eso somos...la palabra ya lo dice todo: andamos por todos lados y a través de nosotros siempre vas a sentir la palabra circo".

"Y aunque tarde una eternidad -empezó a decir el director del circo-, me armaré de paciencia para vivir el instante en que el polvo de la pista se convierta en estrellas. Tal vez lloraré ese día y me diré: Amal, lo has conseguido. Llevo cuarenta años soñando con ese instante. Qué me importa pasar frío, vivir en una roulotte y acostarme con hambre. En cuanto estoy en la pista y escucho los aplausos me quedo tan embriagado que me olvido de todas las penas y todas las fatigas.

Yo debía de tener diez años la primera vez que mi padre me llevó al circo. Aquel día vi a los acróbatas que, enfundados en sus rutilantes maillots, parecían volar entre los altos trapecios. Al principio aquello me asustó pero luego me fascinó. Cuando los espectadores aplaudieron entusiasmados, decidí fundar un circo. Y, a decir verdad, la mayor locura que puede cometer una persona es fundar un circo, pero para alcanzar las estrellas hace falta tener una cierta dosis de locura".