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El fracaso y las emociones



¿Recordás cuál fue tu último error? Todos nos equivocamos y es imperativo hacerlo, porque dicen que el camino al éxito está pavimentado de fracaso. Lo que no deberíamos hacer es "cronificar" el error, es decir, confundir lo que somos con lo que hacemos.

Equivocarnos o fracasar es perder algo, pero no la habilidad que una vez nos llevó al éxito. Tal vez perdimos el trabajo, tuvimos que cerrar el negocio, nos caímos de la bicicleta, etc. Pero no perdimos la habilidad de seguir andando. Tener éxito significa alcanzar una meta. Podemos perder lo logrado pero jamás la capacidad de lograr cosas. Cada error tiene una semilla de aprendizaje pero, si no aprendemos de nuestros propios errores, estamos condenados a repetirlos. El problema no es el error en sí mismo, sino lo que este nos enseña. Por eso, tenemos que volver a enfrentar y a hacer lo que nos salió mal.

Muchas veces sucede que estamos tan acostumbrados a lo que hacemos, que nos unimos a la rutina. Hasta que sucede algo que nos saca de la zona de confort en la que estábamos, nos despertamos y entramos en una zona de ansiedad. Dicha zona tiene dos caminos:

1. Crezco, aprendo y voy hacia adelante.

2. Me hundo en la melancolía o en la tristeza y me estigmatizo.

Las personas que agreden a otras permanentemente, en el fondo, tienen angustia y, como no pueden expresarla, la externalizan través de la acción motora (con golpes) o de la palabra (con agresión).

Todos hemos cometido errores, ya sea por ignorancia, de manera accidental o a propósito, pero es bueno conectarse con eso y no creernos omnipotentes. Esto último quiere decir que la persona no se perdona a sí misma.

Lo cierto es que, a pesar de los errores y del fracaso, podemos ser cada día un poco más felices. En psicología se llama "bienestar subjetivo". Culturalmente hablamos de felicidad, la cual es una emoción; mientras que el bienestar subjetivo nos indica que cada ser humano se siente feliz de distinto modo.

Para no quedar anclados en una sensación de fracaso, es fundamental hacer ciertas cosas para sentirnos mejor. Activar las emociones positivas a través de las acciones nos conduce a ser más felices cada día. Las emociones, en realidad, son el resultado de lo que hacemos y de cómo pensamos.
¿Cómo podemos activar las emociones positivas?

Volviendo a conectarnos con el deseo (no tanto con el gusto). El 85% de las cosas que hacemos las podría hacer cualquiera; el 10% de las cosas que hacemos las podría hacer alguien con un poco de entrenamiento; pero hay un 5% que solo nosotros podemos hacer. La clave está en enfocarnos en ese 5%, eso que es vital para nosotros y no podemos delegar.

Coleccionando experiencias. Los buenos recuerdos activan emociones positivas. A veces la vida nos coloca ante circunstancias negativas para despertarnos y todo lo que vivimos podemos capitalizarlo a nuestro favor. 

Siendo agradecidos. Cuando agradecemos, nos conectamos con lo que hay y atraemos lo mejor. Salgamos de la queja, de lo que nos falta, y miremos lo que sí tenemos. 

¡Nacimos para ser felices, a pesar de los fracasos!

Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a Bernardoresponde@gmail.com



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