En cuanto a la manera de organizarse, comentaron que desde las temáticas a trabajar, las formas de comunicar, hasta el vestuario de los muñecos, es pensado y analizado en función del grupo etario al que va dirigido. "Sabemos que estamos enfrentando a niños muy estimulados por las nuevas tecnologías, por lo que es importante que implementemos todos nuestros recursos y potencial para poder llegar a ellos, captar su atención, mantenerla y dejar algo sembrado. Por eso, a la hora de trabajar en una obra, buscamos todo aquello ellos pueden estar acostumbrados a encontrar en la televisión, en la música. Y nos valemos de esos elementos para producir", comentó Luis.

En esta dirección, Marcela agregó: "Si la obra es para niños de seis a nueve años, estudiamos cuáles son las actividades que realizan, qué les interesa. Lo natural de todo niño es el juego. Entonces, si necesitamos que nos presten atención por 20 minutos, antes, tratamos de compensar con 20 minutos de movimiento y recreación. Así, vamos introduciéndolos en las normas y en las pautas necesarias para que puedan ver y sentir la obra, en convivencia con el otro". En este sentido comentó: "Es importante, aprender a convivir: si uno decide no atender la obra, debe entender que hay otro que sí quiere hacerlo, y hay que respetarlo. Generalmente las propuestas que se piensan, desde el Ministerio de Cultura, es trabajar desde la convivencia con el otro".

El teatro de la vida 

En cuanto a cómo llegan a las escuelas, comentaron que tienen un vínculo especial con el SeTIC - Servicio Técnico Interdisciplinario Central, y que son ellos quienes se encargan de las conexiones con cada público. El año pasado llegaron a visitar a más de diez escuelas de capital, presentando "Toda esa gente en mi mente", una obra que trabaja el derecho a la educación y que se estrenó en teatro el 29 de mayo pasado. "Los va llevando a los niños, tanto en la introducción del taller, como durante el desarrollo de la obra, a que piensen cuál es la importancia de ir a la escuela, por qué debemos ir a la escuela y cuál es la responsabilidad de cada uno en ejercer este derecho. Porque si bien el Estado nos garantiza el derecho a la educación, nosotros tenemos que poder ejercerlo y luchar por ese ejercicio", relataron. 

En "Toda esa gente en mi mente", hay un personaje al que se le presentan distintas dificultades en el ejercicio de ese derecho y al fin lo resuelve. "Queremos mostrar una realidad. Afortunadamente la recepción es muy buena. Ellos logran meterse en la obra, se olvidan de que detrás de los muñecos hay manos. Logran meterse en la obra, sentir que el personajes podrían ser ellos, ya les queda una forma, un ejemplo, de cómo se resuelve", explicó Marcela.

"Todo lo que nos pasa, nos deja enseñanzas y todo lo que pasa por nuestro cuerpo, nos queda calado como una huella para siempre, no solo lo negativo, sino también las cosas positivas. En nuestro caso, intentamos que el espectáculo de títeres no sea un hecho aislado. Por eso trabajamos con un taller antes de la obra, donde realizamos una dinámica vivencial, y luego dejamos material para que los docentes continúen con el trabajo", reflexionaron.

Hace poco estrenaron esta obra y en paralelo vienen trabajando en otros proyectos. Una obra que habla del rol del adulto en el adolescente y otra dirigida a adolescentes que se llama "El trece en la docena". Aborda el tema de la resiliencia y está inspirada en uno de "los proposentidos": "Nos invita a pensar que las historias de vida no son lineales y que los objetivos no se dan siempre en el primer intento. Que uno no llega a los sueños solo, sino que hay personas que los acompañan, alientan y motivan", cerraron.