En este sentido, manifestó: "Los artistas supieron estar a la altura del tema. Interpretar la consigna. Vinieron de diferentes puntos del país, principalmente del norte, y dejaron excelentes obras, cuyos estilos reflejan las características del lugar de procedencia de cada uno. La temática impacto positivamente en las personas, tal es así que los actores tuvieron solicitudes inmediatas para realizar otros murales".
ESPACIOS
El delegado explicó que el lugar donde se ubica un mural, debe ser estratégico, donde se pueda apreciar, que impacte, que invite al que pasa por ahí a contemplarlo. Por eso, fue necesario realizar un estudio previo del campo. Algunos estuvieron en espacios públicos y otros necesitaron el consentimiento de los vecinos. En este aspecto, comentaron: "Antes del encuentro tuvimos que tener varias charlas informales con los vecinos, sobre qué íbamos a hacer, cuál era la temática, quiénes eran los artistas intervinientes y cómo era su trabajo. Muchos tienen miedo por la intervención en su muro. Hubo familias que confundían a los murales artísticos con gratifis "rebeldes", creían que su pared sería de cierta manera, escrachada".
INTERPRETACIONES
"Los artistas trabajamos en base a la temática del encuentro. Buscamos, bocetamos y creamos. Mi muro era de tres metros por diez, y por suerte, me tocó un vecino buena onda, interesado y entusiasmado. ¿Mi interpretación? Hice a Juana Azurduy, porque fue una mujer que lucho por la independencia de una parte importante de Latinoamérica, pinté sus caballos y la tierra latinoamericana, como la eterna luchadora de este mundo. Fueron tres días de intenso trabajo, pero que pasa y se disfruta. Es lo que nos gusta", dijo Alfredo Palacio y enfatizó: "La idea de cada muralista es dejar algo para el disfrute de la gente, para que lo vea en el espacio público".
Pablo, en cambio, pintó un muro más chico. No fue en la pared de un vecino, sino en la Plaza Central. "Trabajé el rostro de la mujer para mostrar la resistencia silenciosa de una raza, que puede perder sus tierras, perder algunas costumbres, pero hay algo que está latente, hay algo que está en la sangre: Una mujer a la que miramos sabiendo de dónde venimos", explicó. Pablo dejó un muro, en Clorinda, de la cara del espíritu indígena: "Nuestra ascendencia", cerró.