Las relaciones de pareja son tan variadas, que podemos hablar de diferentes tipos de juegos o roles. Te invito a analizar algunos de ellos:
Coalición: Dos en contra de uno. Dos personas se unen para lastimar a un tercero.
Triangulación: Uno entre dos. Esto se da mucho en las separaciones. Por ejemplo, cuando los padres le preguntan al hijo a cuál de los dos quiere más.
Alianza: Dos personas se unen por un proyecto en común.
Buenos amigos: No se llevan tan mal como para separarse pero tampoco tienen demasiada emoción. Aquí se ha perdido el amor "eros", el cual se activa con la novedad. Todo lo nuevo enriquece pero, cuando todo es igual y no hay sorpresas, la relación se torna monótona.
Psicoanalistas: Viven interpretándose mutuamente. Por lo general, son personas que tienen muchos años de terapia.
Me arruinaste la vida: Esto les sucede a muchos varones que le echan la culpa a la mujer de haberles arruinado la vida. De esta manera, todas sus responsabilidades son anuladas y proyectadas en el otro.
El ping-pong: Viven peleando y casi siempre lo hacen en público.
La modalidad complementaria: Ella es la mamá y él es el hijo. Entonces ella lo cuida, lo atiende, lo mima, etc. Puede darse al revés y que sea él el que la cuida a ella.
Todos los seres humanos compartimos la necesidad emocional de intimidad, la cual nos permite revelarnos al otro, darnos a conocer y ser conocidos. Para que una pareja funcione de forma sana, es fundamental satisfacer esta necesidad porque, cuando tenemos intimidad, logramos conectarnos emocionalmente con el otro.
Intimar es darle la bienvenida a alguien a nuestro propio territorio y entrar nosotros en el territorio de ese alguien.
Existen diferentes tipos de intimidad:
• De ideas: Es compartir con otro nuestra opinión sobre un tema. Es el nivel superficial básico.
• De sueños: Es compartir con otro nuestros proyectos, algo que no compartimos con todo el mundo. La vida va en dirección de los sueños que tenemos.
• De sentimientos: Es compartir con otro lo que sentimos y aquí recortamos aún más a quienes les exponemos nuestro mundo emocional.
• De frustraciones: Este es un nivel más profundo que el nivel de las heridas y tiene que ver con nuestros miedos. No solemos compartir tanto nuestras frustraciones justamente porque la imposibilidad de intimidar surge del miedo a ser rechazado, incomprendido o minimizado.
Es importante no abrirse a todo el mundo todo el tiempo. La intimidad es algo que necesitamos pero debemos gestionar. Para ello, es preciso tomarnos tiempo para conocer al otro hablando de nuestros sentimientos, sueños, proyectos, etc.
En la pareja hay distintos niveles de intimidad:
• Cada uno tiene su mundo y ninguno invade el terreno del otro.
• Compartir poco: hay un proyecto pero también hay individualidad.
• Compartir mucho: hay individualidad pero la pareja es fuerte.
• Simbiosis: los dos están mezclados.
Saber que tenemos diferencias y respetarlas, aparte de las cosas que disfrutamos en común, es el ideal al que toda pareja debería aspirar.