CLORINDA (de n/agencia)- Al promediar la tarde del lunes último, las autoridades de control aduanero y migratorio presagiaban que el reingreso de miles de argentinos por el paso de Loyola sería caótico, ya que todos retornaban al mismo tiempo hacia la frontera.
Desde las 17 horas, la fila de vehículos superaba los cinco kilómetros de largo y las esperas eran de hasta cinco horas para llegar a la zona de control e ingresar a territorio argentino.
No faltaron los "colados" que al advertir que no venían vehículos por el carril contrario, osaban avanzar siendo abucheados con bocinazos y gritos de desaprobación por quienes hacían la fila ya por varias horas.
En algunos tramos de la interminable espera, se cruzaron vehículos para retener a los apurados, y hasta hubo amenazas de agresiones entre quienes no querían ser sobrepasados por los que querían avanzar sin realizar la fila correspondiente.
Recién alrededor de las 23 horas la situación se normalizó, después de horas de tensión por la espera y por la desesperación de muchos por regresar a su país.
Este "cuello de botella" se repite cada feriado en territorio argentino, en prácticamente todos los pasos fronterizos con Paraguay, ya que medios del vecino país también reflejaron la avalancha de argentinos desde Posadas, por el Puente Internacional San Roque González de Santa Cruz.