En muchos barrios de esta ciudad, es común observar puestos de venta callejera de comida. Varios de ellos están pensados para realizar la actividad con salubridad pero muchos otros no tienen en cuenta el peligro que puede representar tener la comida tan cerca de zanjas a cielo abierto, agua servida o barro.
También preocupa la forma en que se conservan los alimentos que requieren de frío. En los mejores casos se utilizan conservadoras de telgopor o de plástico, pero raras veces se cumple con el fin si están a la intemperie durante varias horas.
Tortas a la parrilla y pollos son los productos alimenticios más ofrecidos en las calles, más aun los fines de semana, como se observó el domingo.
En el caso de la torta a la parrilla, algunas personas preparan la masa en sus casas y la llevan, prolijamente, en tapers; sin embargo, otras personas realizan la preparación al aire libre, donde la harina, el agua y demás ingredientes están en contacto con la tierra, el agua servida, el "barrillo" que se acumula en el asfalto luego de la lluvia y con los "vapores" de las zanjas a cielo abierto.
Conservación
Situación similar ocurre con los pollos a la parrilla que se ofrecen. En este caso juega un papel muy importante la continuidad de la cadena de frío que recibieron y en qué condiciones se los conservó previo a ser cocinados.
Nota completa en la edición impresa del 23/08