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Crónicas de barrios: Guadalupe

Algunos lo usan de paso, otros viven hace mucho tiempo, lo quieren y lo cuidan. Crónica de un barrio con problemas estructurales.



El Guadalupe tiene problemas estructurales como el mal funcionamiento de los desagües cloacales; culturales, como el tratamiento de la basura, y además otros que, con las políticas correspondientes, podrían mejorar de manera más urgente, como la seguridad y el tránsito vehicular.

El barrio se encuentra bordeado por las avenidas Néstor Kirchner, Antártida Argentina, la calle Policía de Territorios Nacionales y el barrio Caracolito, ubicación que hoy podría considerarse céntrica, sobre todo teniendo en cuenta el flujo vehicular que hay a diario y a toda hora. Construido en base a una horma que poco se ajusta a la idiosincrasia de la ciudad de Formosa, "El Guada", como se lo conoce amistosamente, consta de torres amontonadas con pasillos y escaleras oscuras, unidas por puentes -que a la vez son habitaciones de alguien- que flotan sobre las calles más transitadas. Es un verdadero laberinto construido en una ciudad donde sobran los espacios. 

Entre tantas puertas enfrentadas y tantos ambientes compartidos, el barrio podría convertirse en el núcleo de los problemas vecinales, sin embargo, esta no es la principal molestia de quienes viven allí hace tiempo. En este sentido, vale remarcar que en el barrio se encuentran vecinos de dos tipos: los que viven hace 10, 20 y hasta 30 años, quienes cuidan su casa y se empeñan por embellecer el sector que les corresponde, y, por otra parte,  los que lo usan como un lugar de paso, alquilando una pieza o un departamento, "hasta que encuentre algo mejor", como comentó una joven. Prueba de este primer grupo es una serie de casas al estilo "Caminito-La Boca", por la calle Maipú, frente a la Escuela Nº 398 "Padre Benito López". 

Cloacas

"Todos los días tenemos que llamar a Aguas de Formosa. Vienen, están, revisan, pero el problema nunca se termina", dice una señora señalando un curso de agua servida de más de 20 metros que nace bajo uno de los puentes sobre la calle Maipú. Fueron varios los vecinos que se manifestaron preocupados por la misma problemática: el agua no corre. Según dijeron, tanto la proveniente de la lluvia como la de las cañerías quedan estancadas en las calles y en los pasillos: "El olor nauseabundo es permanente, sobre todo cuando hace calor. Si ahora esto está así, imaginate cuando llueve: El agua no corre para ningún lado, las bocas de tormenta no dan abasto, los desagües revientan por todas partes, hay agua mugrosa y olor por todos los rincones", describió un comerciante desde su negocio. 

Nota completa en la edición impresa del 23/08


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