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Trabaja como panadera hace más de 35 años y comparte un camino de fe y milagros con la Virgen María

Juana María Duarte tiene 57 años y encontró en la elaboración del pan una forma digna de mantener a su familia.



Se podría decir que la protagonista de esta historia es una de las pioneras en incursionar en labores que están pensadas más para los hombres, tanto que hace más de 35 años trabaja en la elaboración de panificados en la panadería familiar que comparte con su esposo y sus hijos.

Por su servicio comunitario como integrante de la Legión de María y el testimonio de fe, que la llevó a conocer sorpresivamente una imagen de la Virgen del Carmen que, según ella y algunos vecinos, ya hizo muchos milagros. 

Juana María Duarte tiene 57 años, vive en el barrio Villa Hermosa y está casada con Isabelo Cañete, con quien comparte su vida desde hace casi cuatro décadas.

Es madre de cinco hijos: María Isabel, Nancy Noemí, Fernando David, Sofía Mariel y Juan Pablo y abuela de tres nietos: Mariana, Agostina y Ángel. 
En los años 80' comenzó a trabajar en panadería y tuvo a su esposo como referente, quien trabajó durante muchos años en importantes panaderías de la ciudad de Formosa y fue maestro panadero del recordado "El Diamante".

"Me gusta mi trabajo. A veces nos toca hacer panes especiales como ofrenda para la misa o algunos encuentros de la capilla. Nunca cobramos por eso porque entiendo que Dios retribuye el ciento por uno lo que damos con generosidad. Mediante la panadería pudimos sacar adelante a la familia y criar a nuestros hijos. Comenzamos haciendo pan casero y bollo en principio, todo a mano y sin máquinas", recordó. 

Si bien dijo que el trabajo es lindo, también reconoció que demanda mucho sacrificio como soportar las altas temperaturas durante el verano y no dormir de noche, debido a que gran parte de los panificados se elaboran en horarios nocturnos.  

Como no contaban con los recursos económicos suficientes, la producción de pan se inició de manera artesanal y luego de mucho esfuerzo pudieron concretar la panadería familiar. "Gran parte de las máquinas el horno a leña primero y los hornos a gas después fueron diseñados y construidos por mi esposo. Todo siempre fue muy de abajo, con esmero, sacrificio, dedicación y fe", expresó. 

Remarcó que incluso pudieron superar las numerosas crisis que vivió el país, desde la hiperinflación durante el gobierno de Raúl Alfonsín y la crisis del 2001 que derivó en la aparición de los bonos. 

"La gente venía con los BOCANFOR y nuestros proveedores de harina sólo aceptaban LECOP o pesos. Nadie quería cambiar el bono formoseño. Pero todo lo superamos y seguimos adelante bajo mucho quebranto. Así como en ocasiones queremos bajar los brazos porque es una vida muy sacrificada, de la misma forma seguimos adelante porque es lo que sabemos hacer y la manera de ganarlos el sustento diario de manera digna. Dios y la Virgen siempre nos acompaña y fortalece en esta actividad", resaltó. 



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