Durante los seis años de cobertura de notas que lleva la Sección Historias de Vida, se pudo apreciar, valorar y destacar la entrega y el entusiasmo de los docentes, tanto en la ciudad como en los lugares más inhóspitos del interior provincial. 

Como sería imposible mencionar a todos los profesores que hacen patria a través de la transmisión del saber y en el acompañamiento para que los alumnos se apoderen de las herramientas para enfrentar los nuevos desafíos de la vida, este Diario comparte algunos de los muchos testimonios de personas sencillas pero ejemplares.

Integración

Una de estas personas es María Irma Torres, una mujer que tuvo la satisfacción de escribir el libro "Ingeniero Guillermo Nicasio Juárez y los parajes del oeste de Formosa" y se convirtió en una de las impulsoras del trabajo de enseñanza formal en comunidades aborígenes, que dio paso a lo que en la actualidad se conoce como la Educación Intercultural Bilingüe.

Torres nació en Juárez el 25 de setiembre de 1936 y proviene de una familia reconocida y querida en ese sector de la provincia. No se casó ni tuvo hijos y gran parte de su vida lo dedicó a la enseñanza. En 1978, aún en tiempos del gobierno de facto, comenzó a trabajar con la experiencia de la educación aborigen con la idea de que los originarios empiecen a interesarse por la educación formal.

"Se puede"

Otra docente que compartió su experiencia en el aula fue Silvia Sayas, tutora del Ciclo Básico y Orientado Secundario Rural, que funciona en el mismo predio de la Escuela 458 de la Colonia Santa Rosa, jurisdicción de Villa General Güemes.

Sayas, con frecuencia, suele escribir en los pizarrones de la escuela una frase que sintetiza su vida: "Cuando se quiere, se puede", y de esa forma, motiva a los alumnos a mantenerse firmes en la tarea de terminar el secundario y emprender el desafío de continuar alguna carrera terciaria o universitaria, en medio de un contexto adverso, donde la mayoría de sus alumnos son hijos de pequeños productores.