A las 18:30, en el imponente Lotte New York Palace, Donald Trump convocó a la vicepresidente Gabriela Michetti y a los presidentes de Colombia, Panamá y Brasil para discutir sobre Venezuela y su impacto en la región.
El mandatario de Estados Unidos no adelantó los términos de su nueva propuesta para resolver la crisis del régimen de Nicolás Maduro, por eso sus invitados a la cena decidieron aguardar con cautela su próximo movimiento. Trump ya amenazó con la vía militar y todos los jefes de Estado de América Latina rechazaron el desembarco de los marines para diseñar la futura transición de Venezuela. El empresario busca una excusa internacional para aplacar sus fracasos políticos en la agenda local, y Maduro es el blanco móvil que observa desde la Casa Blanca.
El Grupo Lima es un cónclave diplomático de 12 países de la región que tiene como única finalidad asegurar una hoja de ruta que permita a Venezuela superar la crisis social, económica y política causada por Maduro y su gobierno. Trump invitó a cinco países miembros del Grupo Lima y aún no se conoce qué propondrá para acercar posiciones entre el oficialismo y los partidos opositores. Sin dudas, para el presidente republicano se trata de una tarea con altísimo riesgo: Francisco, Raúl Castro, la OEA, el Mercosur, la Unión Europea, Ángela Merkel, Felipe González, James Carter, Juan Manuel Santos y Evo Morales ya fracasaron en esa misión geopolítica.
Trump no conoce de relaciones exteriores y, ante la resistencia regional de avalar una guerra de baja intensidad en Venezuela, está optando por dos variables diferentes: bloqueo económico apoyado en la OEA o suspender las compras de petróleo que se ordenan desde Estados Unidos. Y para que no haya dudas sobre sus preferencias, sentará a su lado al general John Kelly, un halcón del Pentágono que oficia como su jefe de gabinete.
El presidente Mauricio Macri conversó con Michetti antes de su viaje a Manhattan, donde representará a la Argentina en la Asamblea General de Naciones Unidas. Michetti es licenciada en relaciones internacionales y se mueve con facilidad en este escenario sofisticado. Macri y Michetti decidieron esperar la propuesta de Trump y a continuación operar adentro del Grupo Lima, que se reunirá aquí a mediados de semana para monitorear la crisis de Venezuela.
La vicepresidente intentó reunir información diplomática para conocer qué presentará Trump e informar inmediatamente a Buenos Aires. Pero el mandatario norteamericano soslaya al Departamento de Estado y tiene una "Grand Strategy" para Estados Unidos que se puede compendiar en los 140 caracteres de un tuit. En este marco, los presidentes Michel Temer (Brasil), Juan Carlos Varela (Panamá), Santos (Colombia) y Michetti acordaron que presentarán su agenda para América Latina y que someterán a los organismos regionales (Mercosur y Grupo Lima) todas las propuestas que Trump anuncie esta noche.
El hotel Lotte New York Palace se ubica al 400 de la Avenida Madison, que hoy amaneció rodeada de vallas, carros de asalto, agentes del servicio secreto y oficiales de la Policía de New York. La cena se extenderá por noventa minutos y no tiene protocolo dispuesto. Trump abrirá la reunión de trabajo y luego escuchará los comentarios de Temer, Varela, Santos y Michetti. Al final, la Casa Blanca tiene previsto emitir un comunicado oficial.
Durante la Asamblea de la ONU, estos cónclaves se multiplican en los principales hoteles y pisos de Manhattan. No es una novedad, es un rito sagrado en el mundo diplomático, que incluso se respetó durante los años de la Guerra Fría.
Pero la reunión del Lotte Palace fue convocada por Trump, para tratar la crisis de Venezuela, cuando el régimen está avanzando con sus reformas sin escuchar a la oposición. Trump y Venezuela, dos palabras que pueden atragantar la cena de cualquiera.