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Félix Díaz, el hombre que sueña con volver a escuchar el chirrear de las ruedas del tren sobre las vías formoseñas

Ese medio de transporte fue vital para el crecimiento de las economías regionales. Pese a la inactividad desde 2002, esta persona mantiene vivos los recuerdos de esa época



Reina el silencio en aquellos caminos de hierro de los parajes provinciales más distantes. En esas locaciones donde el paso del tren era el nexo con la civilización, la fuente de ingreso o el acontecimiento del día, la desolación es una marca registrada. Sin embargo, en un edificio histórico ubicado sobre la calle San Martín casi Saavedra de esta ciudad, un hombre, acompañado de un pequeño grupo de personas, intenta mantener vivo el recuerdo del chirrear de las ruedas de los vagones al rozar las juntas de las vías, del pitear de las locomotoras y el ronronear de sus motores.

Historias de Vida de este lunes cuenta los acontecimientos que transcurrió Félix Manuel Díaz, exferroviario, que como un último suspiro conserva la posibilidad de transmitir a las nuevas generaciones lo que significó el tren para la provincia y para los formoseños en otras épocas.

Félix tiene 56 años, nació el 9 de junio de 1961 en la localidad de Tres Lagunas, Departamento Pilagá.

Su madre se llamaba Clorinda Centurión y su padre Arturo Díaz. Es el menor de nueve hermanos: Osvaldo, Rosa, César, Gladys, Miguel, Graciela, Luis y Gustavo.

Es viudo. Durante 30 años estuvo casado con Carmen, hasta que el 16 de agosto de este año falleció víctima de cáncer.

Tiene cuatro hijos: Laura, de 30 años; Valeria, de 27 años; Manuel, de 24 años y Gabriel, de 19 años.

Se recibió de maestro Mayor de Obras en el año 1980, luego de cursar estudios en la ENET Nº 1. 

Antes de cumplir 20 años ingresó a trabajar en una empresa constructora. En el año 1983, luego de la gran inundación que afectó a Formosa, un exprofesor le avisó que en el Ferrocarril estaban contratando personal con sus conocimientos. Así fue que se presentó, en las oficinas donde hoy es la Municipalidad, con currículum en mano a solicitar un puesto.

Una semana después recibió el ansiado llamado y comenzó a trabajar en la oficina de Vías y Obras, en el edificio donde ahora es el Museo Ferroviario.
"En esa época el Ferrocarril empleó a muchísimo personal, el tren llegaba hasta Embarcación y había que cubrir las áreas de Transporte, Mecánica, y Vías y Obras", recordó.

Con respecto a la importancia del tren en esa época, contó: "Se transportaba mercaderías de todo tipo, era económico, con gran capacidad y seguro".
En el año 2002 fue la última vez que el tren circuló por las vías formoseñas. Fue un medio de transporte que sirvió de sustento para miles de familias en la provincia.

"Sueño con volver a ver pasar un tren por Formosa pero mientras tanto, toda mi esperanza está en mantener vivo el recuerdo de nuestra época como ferroviarios. Es por eso que tenemos grandes proyectos para ampliar el museo", contó.

Toda la vida de Félix está ligada a los trenes. Luego de tres años de conseguir ese trabajo como técnico en el departamento de Vías y Obras, se casó con Carmen.

A ella la conoció en 1986 cuando fue contratado para pasar música en el cumpleaños de 15 de la joven. 


"Recuerdo cómo bailamos nuestro primer vals, la química se sintió enseguida, ella era muy hermosa. Desde ese día nos fuimos conociendo y al año nos casamos, fue el amor de mi vida", relató en medio de una evidente nostalgia por una pérdida tan reciente.

Familia

"Al ferrocarril le debo todo. Gracias a ese trabajo eduqué a mis hijos. Mi mayor deseo es que permanezca vivo el recuerdo del paso del ferrocarril por Formosa y de la cantidad de personas que trabajamos en él", dijo.

Más allá de que Félix eligió atesorar los buenos recuerdos, hubo momentos oscuros para los trabajadores de ese medio de transporte.

En el año 1993, bajo la presidencia de Carlos Saúl Menem, se dio "un gran cierre de ramales y comenzaron a privatizarse muchos servicios, el ferroviario entre ellos. En ese entonces, me quedé sin empleo junto a otros 1.400 trabajadores", contó.

Sin empleo y con la necesidad de dar sustento a su esposa y los tres hijos que tenía, comenzó a trabajar en la tornería de su suegro. 

Pese a todo, no se resignó a dejar la vida ferroviaria, y cada seis meses retornaba para preguntar si había vacantes laborales. 

Sus esperanzas fueron recompensadas en el año 1997, cuando se reintegró al ferrocarril para continuar en la oficina de Vías y Obras, pero en la empresa privatizada bajo el nombre de Belgrano Cargas.


"Hasta el año 2002, último período de funcionamiento de los trenes de carga, nosotros aún dependíamos del ferrocarril. Con la gestión de los Kirchner estaban prohibidos los despidos, entonces luego de trasladar a la mayoría a otros destinos, quedamos cinco personas prestando servicio aquí: el jefe de estación, yo, un auxiliar y otros personales que quedamos con tareas varias. A nosotros nos dejaron a cargo de la custodia de todos los bienes, recorrer la vías y los edificios para impedir los robos, pero a pesar de eso se robaba mucho, era imposible detener los ilícitos", recordó.

En 2014 abrieron el Museo Ferroviario con su dinero. Refaccionaron y decoraron el lugar como pudieron. Hubo mucha gente que fue a dejar sus recuerdos para compartirlo con los visitantes. "La creación del Museo del Ferrocarril Belgrano nace de la iniciativa nuestra, que quisimos poner a disposición de todas las personas los objetos, herramientas y material bibliográfico con fines educativos", dijo.

En 2016, con la asunción del presidente Mauricio Macri, las cosas cambiaron. "Se empezó a tener una visión más empresarial. Entonces empezaron a jubilar a algunos de los compañeros y a otros los forzaron a renunciar, con diferentes estrategias", aseguró.

Finalizando el año pasado, la esposa de Félix recibió el peor diagnóstico: tenía cáncer. Como si el mundo se complotara contra él, meses después recibió el telegrama donde se le solicitaba que se presente a trabajar a Resistencia. "No podía dejarla a mi esposa con una enfermedad tan cruel. Fui al Ministerio de Trabajo y pedí que me ayuden a responder la nota", contó.

En julio de este año, cuando Carmen estaba en la etapa terminal de su enfermedad, recibió otro comunicado con la misma petición. Pero Félix no podía abandonar a su esposa en sus últimos días.

Tristeza

El 16 de agosto de este año, luego de luchar más de 12 meses, Carmen se entregó a la muerte. "Cuando falleció mi esposa avisé a la empresa en Resistencia que necesitaba los cinco días de duelo. Sin embargo, al día siguiente, mientras estaba velando a mi esposa, recibí el telegrama de despido", relató.

"Es una forma muy triste de terminar mi vínculo con la empresa de Ferrocarriles a la que entregué toda mi vida. El trabajo del ferroviario es muy duro, es forzoso, no hay un trabajador que no tenga secuelas del trabajo pesado, sin embargo no hubo consideraciones con nadie", expresó.

Con respecto al remozado Paseo Ferroviario que fue inaugurado, expresó que "es invaluable" que se haya recuperado el patrimonio histórico cultural para que lo pueda disfrutar nuestra gente, "además de convertirlo en un paseo tan lindo". 

"Acciones como esas nos llenan de alegría, nos animan a continuar ampliando el museo para recibir más visitas y también incorporarle una biblioteca y sala de lectura", expresó Félix.

Por último, se despidió con la esperanza de volver a ver llegar un tren a Formosa y que en un corto plazo se den las decisiones políticas que vuelvan a hacerlos circular "algún día".


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