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Exploración de la poesía surrealista, con alumnos del Colegio privado "Espacios"



Alumnos del 4to año CSO del Colegio Privado "Espacios", en el espacio curricular de Lenguajes Artísticos y Comunicacionales, a cargo del docente Héctor Washington Gómez, exploraron las más variadas dimensiones del arte a través de las vanguardias del siglo XX y presentaron una serie de producciones literarias en cuanto al arte surrealista. A continuación, el producto final.

El cadáver exquisito

El cadáver exquisito es una composición cooperativa entre varios individuos, para la creación de una obra a partir de sus colaboraciones, que contenga elementos o partes de cada uno de ellos y que permita crear una obra única a partir de -quizá- diferentes intencionalidades. 

Se trata de una técnica por medio de la cual se ensamblan colectivamente un conjunto de palabras y/o imágenes; el resultado es conocido como un cadáver exquisito o 'cadavre exquis' en francés. El nombre se deriva de una frase que surgió cuando fue jugado por primera vez en francés por un grupo de artistas surrealistas: "Le cadavre exquis boira du nouveau vin" (El cadáver exquisito beberá el nuevo vino). No obstante, las técnicas para su creación son infinitas pues no se reducen a un proceso de colaboraciones únicas, sino que pueden ser complementarias y simultáneas. 

La obra final podía ser escrita o gráfica y se basaba en un viejo juego de mesa llamado "consecuencias" en el cual los jugadores escribían por turno en una hoja de papel, la doblaban para cubrir parte de la escritura, y después la pasaban al siguiente jugador para otra colaboración; por lo que cada miembro del grupo realizaba su parte de la obra sin conocer por completo las otras partes. El cadáver exquisito está muy relacionado con otras técnicas como la escritura automática o los caligramas. La espontaneidad, la intuición o la exploración del mundo subconsciente eran las claves del proceso de creación surrealista, obsesionado con descubrir, en la línea de Freud, los verdaderos impulsos que habitan en los individuos.

Pero, ¿cuál es el origen de esta novedosa práctica? Al parecer la idea está relacionada con la obra de 1869, titulada "Los cantos de Maldoror", del poeta francés Isidore Lucien Ducasse, autodenominado Conde de Lautréamont. En ella, el autor enuncia su concepción de la belleza, la cual define como "el encuentro fortuito en una mesa de disección de una máquina de coser y un paraguas". El carácter absolutamente surrealista de esta máxima hizo que el grupo parisino -encabezado por Max Ernst, Joan Miró y Jacques Prévert- acogiera a Lautréamont como figura de culto de la vanguardia y elevara su obra a referente teórico del movimiento. El collage verbal que propone el poeta será traducido por los surrealistas a muchas otras disciplinas artísticas. 

Así, la presencia incongruente y arbitraria de elementos dentro de la obra será un rasgo común empleado en los dos caminos propios del surrealismo: el automatismo y el onirismo. El primero de ellos, liderado por el pintor André Masson, defendía la inconsciencia e intervención del azar como componentes esenciales del instante creativo. De ahí que obtuvieran obras de impronta más que impresionista, gestuales y automáticas, cuyo valor residía en el resultado final fruto de un ejercicio mental fuera de toda norma. El onirismo, por el contrario, amparaba la idea académica del estudio compositivo, abogando por una pintura más cuidada donde el ingrediente surrealista lo aportaba la asociación dispar de elementos, metodología semejante a la teoría del psicoanálisis. Esta vertiente producía obras de gran virtuosismo técnico, rozando en ocasiones el hiperrealismo. Representantes de esta tendencia son René Magritte, Salvador Dalí y el fotógrafo Man Ray, quienes, a pesar de abandonar el grupo surrealista de André Breton en los años 30, mantuvieron fidelidad al aforismo iniciado por el Conde de Lautrémont, así como al esparcimiento mental que ofrecía el juego irracional del cadáver exquisito.

No existen recetas precisas para un cadáver exquisito. Una de ellas consiste en una creación colectiva que sigue las pautas siguientes:
1 - En una multitud de escritores, el primero imagina y escribe tres versos.
2 - Oculta los primeros dos plegando el papel y se lo pasa al escritor siguiente.
3 - Este escritor toma el papel, sólo observa el último verso a la vista y a partir de allí imagina y escribe otros tres versos.
4 - El proceso se repite hasta completar la ronda de escritores.
5 - El producto final será una obra única concebida colectivamente. 

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El mundo no es tan apaciblemente como se ve,
la realidad es más dura de lo que muchos creen.
Realmente el ser humano es compasivo.
¿Realmente nuestra vida es totalmente nuestra?
¿Nos conocemos tanto como para describirnos a fondo?
No dependemos totalmente de seguir las reglas,
no siempre seguir las reglas es hacer lo correcto.
Este curso tiene variaciones de cosas,
libertades y arraigaduras, alcoholes y drogas.
Me quedo en mi fantasía,
sabia como la noche,
ardiendo en soledad.
Hay gente que quiere ser libre,
pero cuando tiene la oportunidad,
no la aprovecha.
Hay gente que en vez de progresar,
no colabora.
Hay gente que quiere ser feliz,
pero se ahoga en sí misma.
Aromas nacientes de un enjambre,
que yace siempre sobre los astros,
como la noche depende de la inocencia.
De noche, los dos con una luna llena.
Yo lloraba y tú te reías,
mi dolor es una agonía.
Hojas de luz y espuma de lluvia,
cañas de nieve, sonrisa resplandeciente,
alas que cubren el cielo de luz.
Tener que cumplir tantas leyes.
Vivir y no poder hacer todo lo que queremos.
Vivir y no saber lo que pasa en el mundo.
Los seres humanos están rodeados de reglas y leyes.
La luz del sol,
el brillo de la luna
que alumbra mi piel.


Autores:

Bogarín, Nicolás; Estienne, Cecilia; Cabrera, Jeremías; Flores, Tomás; Fernández, Sofía; Galván, Alan; Jara, Guido; Cáceres, Margarita; López, Ramiro; Márquez, Diego; Medina, Maximiliano; Riquelme, Gina; Pérez, Franco; Reifman, Matías; Leguizamón, Azul; Rodríguez, David; Vázquez, Sebastián; Dávalos, Flavia; Velázquez, Diego; Torres, Ramiro; Pinos, Maximiliano. 



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