El último mes del año comenzó con muy malas noticias par la población en general, y para los millones de habitantes del Área Metropolitana de Buenos Aires, porque en el primer caso se desayunó con un nuevo aumento del precios de las naftas y la suba de las tasas de interés para los nuevos créditos hipotecarios, además del consecuente efecto propagador sobre la aceleración de la tasa de inflación; y en el segundo se agregó el impacto de una nueva suba, aunque programada, de las tarifas de los servicios de luz y gas.

Pero además, se agregó la previa de los debates a los proyectos de reformas de ley previsional; laboral, y sobre todo tributario, porque en lo que hace a los consumidores, que son los que al final del día pagan todos los impuestos, se proponía subir las alícuotas al vino, las cerveza, y a la renta financiera; entre otros; y en el resto se interpretó como una quita de los beneficios que esperaban con la legislación vigente.

Todo eso fue rápidamente captado por el sondeo mensual de opinión del Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella, para determinar el humor de las familias, que luego sintetiza en el Índice de Confianza del Consumidor , el cual bajó en todas las comparaciones posibles: 15,5% con respecto a noviembre; 2,9% en comparación con 12 meses antes; y más aún cotejado con dos atrás cuando asumió el presidente Mauricio Marcri; 24,2 por ciento.