¿Alguna vez fuiste engañado en algún área de tu vida? Algunas personas nunca han engañado a nadie. Se calcula que todos somos engañados, por lo menos una vez, a lo largo de nuestra vida y también que todos hemos engañado a alguien en algún momento. Te invito a descubrir aquí cómo es la manipulación y comparto algunas ideas al respecto:
Nivel corporal
La manipulación consiste en tomar control sobre alguien sin que la persona manipulada se dé cuenta. Es diferente de convencer a otro mediante argumentos verdaderos y lógicos. Es decir que la influencia, el convencer o negociar, es positiva. Mientras que la manipulación siempre es negativa porque se basa en la mentira. El manipulador quiere bloquear nuestra capacidad de pensar y reflexionar.
Es interesante que lo podemos identificar a través de sus actitudes corporales. Por ejemplo, el manipulador mira permanentemente a los ojos para intimidar. Cuando uno charla con alguien, el 40 % del tiempo mira para otro lado. El manipulador traba la mirada y no le saca los ojos de encima a su interlocutor. Y cuando el otro le habla, este hace cosas para evitar mirarlo (cómo revisar su celular) porque el mensaje que le dan no es importante para él.
Está comprobado que, cuando estamos en grupo, nos mimetizamos y hablamos todos en el mismo tono. El manipulador, cuando entra en un grupo, habla más alto o grita para llamar la atención; o habla muy bajo para ponerse en víctima. Su mensaje es: "No me importa lo que los demás hagan o digan, lo considero una tontería". Es una manera indirecta de descalificar a los demás.
Otras señales de intimidación y manipulación en un grupo (sin conocer a nadie) son: sentarse con las piernas sobre otra silla o en la punta de la silla, estirar todo el cuerpo en el asiento, acercarse demasiado para hablar o dar la mano y apretarla muy fuerte. El mensaje aquí es: "Acá estoy yo".
Nivel verbal
El prototipo de todo manipulador es trabajar a escondidas. Usa disfraces, no es la misma persona en todos los ámbitos. Su disfraz dependerá del lugar donde se mueva. Por eso, podemos encontrarnos con alguien que primero saluda y sonríe y después se da media vuelta y dice: "¡Salí de acá tonto!". El manipulador usa distintas máscaras: de simpático, de víctima, de comprensivo, etc. Una persona honesta es la misma en casa, fuera de casa, en el trabajo y en todos lados.
Otras características verbales del manipulador: mentir, meter cizaña, generar dudas, deformar o recortar información (decir parte de la verdad), hablar confuso, mezclar temas, descalificar o usar palabras seductoras.
El engaño es la moneda corriente del manipulador, ya sea a nivel económico o afectivo. Por eso, es fundamental darnos tiempo siempre para conocer a una persona y ver cómo es en los distintos ámbitos. Y sobre todo, conocernos a nosotros mismos, creer en nosotros mismos, amarnos de manera equilibrada y respetarnos. Es decir, pararnos en la verdad de quienes somos. Tal actitud nos permitirá identificar toda actitud de engaño y escapar de la manipulación.