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El chavismo no cede en sus artimañas electorales y deja al diálogo en la vía muerta

Nicolás Maduro tiene el rechazo del 70% del país



La quinta ronda de negociaciones en Santo Domingo entre el chavismo y la oposición se prorrogó ayer hasta el lunes, en lo que parece un proceso agónico sin salida posible. El gobierno no cede un solo centímetro en sus ventajas electorales, al tanto de que Nicolás Maduro tiene el rechazo del 70% del país, según las encuestas, en medio de la mayor crisis social, económica y política de la historia venezolana.

Ambos bandos evacuarán consultas en Caracas y regresarán a la capital dominicana conscientes de que el actual bloqueo se concentra en la fecha de las elecciones, la renovación del Consejo Nacional Electoral (CNE), el voto de los cuatro millones de venezolanos huidos al exterior y la inhabilitación que pesa sobre los grandes líderes opositores.

"Intransigencia del gobierno en aspectos fundamentales intenta cerrar la vía electoral", subrayó Jorge Roig, asesor de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), presente en Santo Domingo y una especie de vocero en las redes sociales, donde se vive una guerra a cuchillo digital de los radicales de ambos bandos contra la comisión negociadora de la oposición. "Habrá una ronda de consultas sobre los temas en los que el gobierno se ha cerrado", certificó Colette Capriles, otra de las acompañantes de la MUD.

Nada que ver con el optimismo desmesurado de la delegación gubernamental, que incluso habló de "preacuerdo" con "mínimos detalles" por pulir. "La gran mayoría de las garantías electorales están acordadas", insistió Jorge Rodríguez, jefe de la delegación chavista, una tesis desmentida por el resto de los interlocutores.

"No se ha firmado nada, lo que hay es un resumen de puntos accesorios que el gobierno agita para convencer a sus seguidores", aclaró Capriles. Julio Borges, expresidente del Parlamento, añadió que hubo "avances en algunos temas", pero que en los puntos trascendentales todo seguía igual.

La realidad es que el gobierno se niega a ceder sus ventajas electorales, construidas con pico y pala revolucionarios durante el chavismo y profundizadas tras la derrota en las parlamentarias de 2015. Uno de los temas claves es la fecha electoral, que de no producirse un acuerdo medios diplomáticos sitúan entre mediados y fines de marzo. Uno de los asesores de la MUD resumió el modus operandi gubernamental en este punto durante las tres jornadas: mueven la fecha para adelante y luego para atrás, dicen que sí y luego sentencian que no.

La intransigencia gubernamental pone desde el lunes a la oposición ante una decisión histórica: participar en unas elecciones llenas de ventajismo oficialista y de trampas o promover la abstención. Una estrategia unitaria sobre la que ya cabalgan los llamados "caballos de Troya" del gobierno, candidatos dispuestos a lanzarse para que Maduro tenga un rival dócil.

"Las elecciones sin garantías son trampa cazabobos. Maduro no tiene posibilidad de ganar una elección limpia", insistió ayer el diputado Luis Florido, que participó en las cuatro rondas previas de diálogo, pero que junto a su partido, Voluntad Popular (VP), no acudió en esta ocasión.

Todas las expectativas se conjuran en contra de la oposición, que no tiene ni candidato ni tampoco un discurso común. "Un acuerdo perfecto no es factible. Un buen acuerdo es poco probable. Bajo estas circunstancias, el éxito en la República Dominicana no es un acuerdo maltrecho, sino que no alcanzando alguno, quedan las bases para el no reconocimiento internacional de elecciones", concluyó el politólogo Félix Seijas, director de Delphos.

La comunidad internacional, con excepción de Rusia y los aliados bolivarianos, no reconoce el proceso presidencial acelerado por el chavismo ni tampoco lo hará con quien resulte ganador. Incluso Chile, que permanecía como único país acompañante del diálogo tras la retirada de México, anunció que suspenderá "indefinidamente" su participación "si no se concretan a la brevedad las condiciones para la realización de elecciones democráticas, transparentes y conforme a estándares internacionales".

El CNE volvió a demostrar ayer por qué Maduro le da tanta importancia. Su rectora, Tania D'Amelio, anunció que el movimiento madurista Somos Venezuela concurrirá con las siglas y símbolos de Nuevo Camino Revolucionario, un partido cuasi desconocido. Así lo ordenó Maduro el fin de semana pasado, sin importar la doble militancia de sus integrantes, que serán liderados por la excanciller Delcy Rodríguez. Hace cuatro años chavistas disidentes intentaron legalizar un partido que se llamaría Somos, petición que fue desechada con el argumento de que se trataba de una frase y no de un partido.

"Es un acto normal en la vida de los partidos políticos", insistió la militante chavista, quien sustituye a Tibisay Lucena, presidenta del CNE, de baja por enfermedad.

En cambio, los actos de los partidos de la oposición no parecen tan normales: la MUD no se puede presentar por decisión judicial, VP está "autoexcluida" y Primero Justicia pugna por su validación tras ser castigada por pedir la abstención.

Fuente: www.lanacion.com.ar
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