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"Penalizando tenemos más abortos que en los países donde la interrupción del embarazo es legal"

El médico de la División Ginecología y Obstetricia del Hospital Italiano de Buenos Aires, con más de 40 años de carrera, celebró que el presidente Mauricio Macri haya dado luz verde para su tratamiento en el Congreso



A pocos días del impactante "pañuelazo" organizado por la Campaña por el Aborto Legal Seguro y Gratuito frente al Congreso Nacional y luego de que se conociera que el Gobierno nacional daría libertad de acción a los legisladores de Cambiemos para el tratamiento de un proyecto de ley a favor de la despenalización del aborto, el tema será parte de la agenda legislativa de 2018.

Esperanzado con que esta vez la interrupción voluntaria del embarazo por fin llegue a discutirse en el recinto, el médico Mario Sebastiani, miembro de la División Ginecologia y Obstetricia del Hospital Italiano de Buenos Aires y una de las voces más lúcidas en este tema

Doctor Mario Sebastiani:
Doctor Mario Sebastiani: "Nosotros tenemos 600 mil abortos mientras que España tiene 94 mil por año. Nosotros tenemos 60 mil internaciones por año por complicaciones en el aborto"

-El aborto llega a la tapa de los diarios de hoy y vuelve a resonar como un clisé si el país está preparado o no para debatir la despenalización ¿Cómo analiza esto usted, que hace tantos años que viene hablando de este tema?

-La primera cosa que se me ocurre pensar es que me parece importante esta actitud del presidente, porque era el mismo que supo decir que en su gobierno no estaba la despenalización del aborto. En cambio hoy está diciendo que modifica su actitud, cosa que me parece plausible, porque escucha de alguna manera el ruido que hace el movimiento de mujeres. Un movimiento de mujeres donde empieza a cambiar todo: hombres, televisión, medios, distintas entidades que comienzan a ser receptivas de esta situación. Entonces diría que hoy el presidente, aún rodeado por personas que no están de acuerdo con la despenalización, considera que esto debe debatirse y eso es para destacar.

-¿Son tiempos de debate entonces?

-No me gusta mucho la palabra "debate" porque de alguna manera ubica a dos grupos absolutamente antagónicos a que se pongan de acuerdo. Y esto no va a suceder. Sí me gusta que vamos a llegar al Congreso. Modificaría la palabra "debate" por "discusión" ¿Y cuál es la discusión, cuál es el punto de partida? Que llevamos 35 años con el aborto penalizado y tenemos una de las peores fotografías que uno pueda mostrar sobre la hipótesis de la defensa de los embriones.

"En la Argentina hay seis veces más abortos que en otros países", afirma el médico

-¿Cómo es esa fotografía?

-Esa fotografía es, por ejemplo, tener seis veces más abortos que en otros países.

-¿Cuáles son las cifras?


-Nosotros tenemos 600 mil abortos mientras que España tiene 94 mil por año. Nosotros tenemos 60 mil internaciones por año por complicaciones en el aborto, algo desconocido en los países en los cuales el aborto está despenalizado. Insisto: me parece meritorio que venga del primer mandatario el hecho de modificar la situación de indignidad a la que se ven expuestas las mujeres que interrumpen un embarazo y que tienen que ir a la clandestinidad. Entonces, salir de este estado de cosas es lo que tiene que producir la discusión.

-¿Qué cree que pasará en la discusión parlamentaria?

-Allí estarán los que están de acuerdo y los que no están de acuerdo. Pero lo que uno tiene que decir es "señores, ¿qué me van a plantear?". Entonces yo me imagino que va a haber un grupo, el "despenalizador", al cual yo me sumo, que va a decir "hace falta una ley de despenalización ya". ¿Y qué va a decir el otro grupo, que ya lo estoy escuchando? Va a decir: "hay que hacer educación, hay que hacer planificación familiar".

-¿Qué les diría a esos legisladores que hacen este planteo?

-Bueno, señores legisladores, señores políticos, señores presidentes, señores vicepresidentes, señores gobernadores, ya lo hicieron mal. Son ineficaces. Estas tareas no son sencillas y hoy son ineficaces. Hay una ley, como la de la Educación Sexual Integral, que no está en marcha. Y son ineficaces en los planes de planificación familiar. Porque quizá el Estado compra los insumos pero después fracasa el jefe de servicio, fracasa el obispo, fracasa tal provincia porque es más conservadora... Entonces, yo ya estoy escuchando lo que van a decir, pero hay que responderles: "No sigamos haciendo esto porque la foto es inmodificable".

"En los países en los que el aborto está despenalizado tenemos menos abortos, no tenemos enfermedades derivadas o complicaciones por aborto y no tenemos muerte", dice Sebastiani

-En este contexto, ¿qué sucede con el sistema de salud?

-Esta ventana que abre el presidente es muy importante porque tiene que movilizar a la sociedad. Si yo fuera la Sociedad de Obstetricia y Ginecología y hasta ahora me mantuve en silencio, hoy tengo que hablar. Me parece que todas las instituciones, así sea la Unión Industrial Argentina, deben opinar al respecto. Y que lo hagan de una manera ordenada y coordinada de forma tal de darle fundamento y opinión a los legisladores que estén de acuerdo o desacuerdo para que sepan qué piensa nuestra sociedad.

-¿Todos tienen que opinar?

-Sí. Hay que empezar a trabajar para movilizar a una sociedad que está totalmente aletargada. Hay voces, el movimiento feminista, claro. Pero hay que poner a hablar a todos: la Iglesia opinará, los católicos, todos. Hoy tiene que opinar todo el mundo para darle letra a los legisladores. Para que yo no me permita como legislador -y hasta sienta vergüenza- el sentarme en una banca y decir "ay, no, yo no estoy de acuerdo" o "ay, sí, yo estoy de acuerdo". Esta historia de la libertad de conciencia que da el presidente me parece muy bien. Pero yo no necesito libertad de conciencia. ¿Qué necesito? Responsabilidad. Que se pongan a pensar cómo modificar esta situación.

-¿Por qué legal, por qué gratuito y por qué seguro?

-Soy médico y tengo una deformación profesional. Entonces me enfrento al aborto con una mentalidad totalmente médica, que es la mentalidad de la salud pública. Y digo que en los países en los que el aborto está despenalizado tenemos menos abortos, no tenemos enfermedades derivadas o complicaciones por aborto y no tenemos muerte. ¿Por qué? Porque está despenalizado y es seguro, es legal y es gratuito.

-¿Qué diría para fundamentar que es necesaria esta ley?

-Que es necesaria porque así vamos a resolver un problema que antes que nada está vinculado con la pobreza. Porque, ¿quiénes son estas mujeres, estas 60 mil internaciones que según el Ministerio de Salud tenemos por año por abortos mal practicados? ¡Son pobres! Son cifras de los hospitales públicos y ellas son pobres. ¿Por qué? Porque no pueden acceder hoy a tener un aborto con dos fármacos... Con dos fármacos hoy se puede tener un aborto que es seguro.

"La despenalización del aborto, es un tema de salud pública"

-Los que no pueden pagar terminan siendo los más afectados.

-En la pobreza, como yo no puedo pagar esos fármacos, aunque no valen más de diez o doce dólares, termino en el hospital. En cambio, como sistema de salud público sí voy a cubrir esas 60 mil internaciones. Es decir, son camas ocupadas que no pueden ocupar otros, son recursos que hoy no se están dedicando al cáncer, o a endometriosis, a obstetricia o lo que sea. Es como si el sistema de salud pública dijera: "Las ocupo porque no le di la cara al principio, por no haber hecho una buena prevención".

-Usted habla de la dignidad de las mujeres en esta situaciones...

-Sí, ¿dónde está la dignidad de ir a la clandestinidad? El otro día, un señor "pro-vida" me decía: "Pero estas mujeres tendrían que dar a los chicos en adopción". Todo esto, en la clandestinidad no existe. Cualquier política que vos quieras hacer para defender los embriones, para convencer a la mujer que siga adelante, o lo que fuera, no tiene lugar en la clandestinidad. Porque nadie te pregunta cómo te llamás: te piden la plata y nada más. En esta cosa límbica en la que nos parece que no hay abortos no podemos hacer absolutamente nada.

-¿Qué se hace con la grieta de los que están a favor y en contra?

-Yo diría que tenemos que presionar a los legisladores pero también educar. Porque en la sociedad a veces se repite como que el aborto es una tragedia, o el aborto es la muerte del embrión. Y ahí cada uno opinará lo que quiera. Pero la peor tragedia es mantener la basura debajo de la alfombra. Lo que hay que hacer es ponerle la cara a este problema y tratar de trabajarlo. Eso nos va a hacer un país moral. No esta situación de que "yo estoy a favor", "vos estás en contra". O que uno es un asesino y el otro es un bueno. Eso no sirve para nada.

-Y en el medio mueren mujeres.

-El "pro-vida" es una persona que tiene un discurso guionado. Y yo lo respeto porque ninguno de nosotros quiere el aborto. Nosotros queremos disminuir el aborto. Ahora, cuando existe lo queremos seguro. Todos tenemos una tendencia a que no exista el aborto. Pero esto se hace trabajando, no dando moralina desde un púlpito o teniendo una posición radical al respecto. Esto se trabaja. Y para trabajarlo el escenario tiene que ser un escenario a la luz del día, no en la clandestinidad.


-¿Qué se hace con la discusión sobre cuándo empieza la vida?

-Toda esta discusión del embrión, de la persona, de la gestación son discusiones académicas. Un país, en cambio, tiene que resolver el problema. Después, para hablar de todo eso, vayamos al instituto de filosofía o de ética que sea. Eso es una discusión filosófica. La praxis es que las mujeres que interrumpen un embarazo deben ser acompañadas. ¿Por qué? Porque hay que convertir este evento en un evento seguro y, en todo caso, escaso. Nosotros, penalizándolo, tenemos muchos más abortos que un país donde la interrupción del embarazo es legal. Esto es lamentable.

-¿Tiene esperanza de que se logre promulgar la ley en este nuevo escenario?

-Cuando se trabaja en estas cosas lo que uno aprendió es a no deprimirse. Porque la verdad es que las mujeres vienen perdiendo. Pero también nos hemos vuelto tozudos. ¿Por qué? Porque pensamos que la verdad va a llegar. Y está llegando. Así que si yo hoy aplaudo al presidente, aplaudo cien veces más al movimiento de mujeres.

-La Iglesia tiene una postura, obviamente, muy clara en contra del aborto...

-Nosotros trabajamos con evidencia científica y evidencia de las ciencias sociales. No estamos guionados por un libro religioso. Podemos tener cada uno nuestra religión, pero en este tema creemos que el Estado debe ser laico. A mí me parece que esta vez no tiene que salir mal. Si sale mal, volvemos a foja cero. Yo creo que si este señor (Macri) dio vuelta su posición, y era lo que menos esperábamos de Cambiemos, ahora los demás tienen que sentirse más relajados de poder hablar del aborto.

-Días pasados Rogelio Frigerio dijo que no estaba de acuerdo.

-Sí, pero creo que mencionó que las falencias del Estado eran dramáticas en cuanto a salud reproductiva. Esto es un cambio sustancial. Los legisladores no pueden llevar su Boca-River al Congreso. Tienen que llevar la resolución con una política pública que mejore esta situación. ¿Y qué es un político de fuste? Es un político que pone en marcha políticas públicas aún en contra de sus opiniones. Esto sería realmente un acto de moralidad.

-Un acto de moralidad...

-Sí, acto de moralidad no es mantenerme abroquelado en lo que yo creo. Cuando soy legislador, no puedo ser emocional. Tengo que ver cómo están las cosas, cómo funcionó hasta ahora. ¿Cómo podrá funcionar si nos copiamos de España, Italia, Alemania, Inglaterra, Canadá? Eso sería un acto de moralidad y responsabilidad y no de ignorancia, de tosudez, de ponerse en una posición radical.

-¿Por qué cuesta pensar estos temas como temas que conciernen a la salud pública y muchos dicen "es algo de la vida privada" o "no debería ser gratuito"?

-Hay un tema, un dilema real: existe la vida de la madre y la del embrión. Entonces creer que yo defiendo la vida de los embriones de esta manera -no lo digo yo, lo demuestra la historia argentina y lo demuestra la historia de los países que han penalizado el aborto- no sirve. A su vez, quien tiene que pensar las políticas públicas cuando llega al gobierno está condicionado. No tiene libertad, se siente condicionado o dice "esto el partido no lo discutió". Estas frases que hemos escuchado en el anterior gobierno y en este, ¡por favor! No hay administración que se salve al respecto... Será Macri, sus ministros, no importa... algo hay que hacer. No puede quedar la foto de la Argentina como si fuéramos un país muy complejo del África. Creo que tenemos que tener otra cara. Los discursos de "me gusta", "no me gusta", "estoy a favor de la vida" no sirven más.

-¿Cómo analiza el ejemplo vecino de Uruguay?

-¡Lo vemos desde la Costanera en un día diáfano! Es mortalidad cero, es el aborto farmacológico, además. Con el aborto farmacológico no existe más la internación, porque ese aborto es prácticamente casero. Vas al hospital para que te hagan una pequeña ecografía y listo. No están abarrotados los hospitales de Europa, de Canadá o de Estados Unidos de mujeres que están abortando. Diría que todo esto se vuelve un acto íntimo de la casa. Y vuelvo a insistir en la dignidad: hay que obligar a los políticos a que vean que condenan a las pobres a la indignidad. Eso es lo que hay que ver. Yo de alguna manera estoy esperanzado. Quiero pensar que los legisladores de este país tienen responsabilidad.


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