El 4 de marzo es la fecha pactada para el comienzo del Regional NEA de Karting formoseño y los pilotos de las distintas categorías ya afinan los últimos detalles en sus monoplazas para dejar todo en condiciones.
Pablo Romea es uno de ellos. El hombre de 50 años participará por tercera vez consecutiva en la divisional 150cc, la cual atrae a muchos pilotos y que será sin dudas la más interesante para el espectador.
"La expectativa es ir a hacer algo que a uno le gusta. Yo particularmente trabajo todo el día y el poco tiempo libre que tengo voy al taller y el fin de semana tratar de entrenar una o dos veces entre carreras para estar en condiciones", comentó.
Romea fue uno de los que construyó el Kartódromo "Ciudad de Formosa" y siempre le gustó todo lo relacionado a la velocidad. Sólo fue cuestión de animarse a probar para luego terminar comprándose su propio kart: "Empecé de viejo, bueno ya no voy a ser más, trato de divertirme y de hacer las cosas bien", aseguró.
"No tengo ninguna espina, ya lo acepté. Yo ahora que trabajo puedo darme el gusto de hacer esto. Cuando uno depende de sus viejos es más difícil. Somos muchas las personas grandes que corremos karting, porque realmente es una pasión que tenemos adentro y aprovechamos ahora que tenemos los medios económicos para dedicarnos", agregó.
Al ser consultado por si pide consejos, el entrevistado dijo: "En ese aspecto tengo que agradecer a muchas personas que me enseñaron. Empecé con Pitu González, después con José Verde, que es lejos el mejor preparador de Formosa a mi entender, y realmente todo el mundo te ayuda. Hay mucha camaradería".
"Al margen de la rivalidad en pista, hay mucho compañerismo. Tenemos todos una buena relación, da gusto estar ahí. No hay nada raro, siempre gana el mejor", añadió.
Padre de Joaquín y hermano de Pablo, los Romea fueron protagonistas el año pasado en las distintas categorías, donde justamente su hijo pudo ser campeón en la RF, siendo el resultado más resonante.
"Para nosotros es un hobby, sé que a él le gusta pero para llegar al automovilismo es complicado por el tema económico, más que nada es para sacarnos las ganas. Se requiere mucho esfuerzo, yo creo que quien quiere dedicarse a esto no puede estudiar y si tenés que elegir entre un deporte o estudiar, elijo lo segundo, porque son muy pocos los que llegan", indicó.
Con respecto a si cambió algo al correr en estos años, Romea manifestó: "Me llevó a cuidarme físicamente, antes tomaba tres cervezas, ahora una (risas). Por otro lado viene bien, adelgacé seis kilos. Para correr en la categoría se tiene un kilaje, nosotros tenemos 180 kilos y cuando empecé, sin ningún plomo, tenía 187, ahora tengo 181, estoy en el límite. Si te pasás llevas más peso y das ventaja porque se puso muy competitivo".
Para concluir, Romea avisó que este puede ser su último año, aunque dejó la puerta abierta: "Vamos a ver cómo nos va. Uno se compara con los jóvenes y a nosotros los viejos nos cuesta una enormidad. Necesitás muchos reflejos y cuesta, pero nunca es tarde para corregir errores. Si no corro más, estaré apoyando a Joaquín, siempre cerca del ruido de los motores".