Los murales son la expresión del arte en los espacios públicos de la ciudad. Representan ese arte público que lucha contra el olvido, o al menos así lo hicieron Martín, Alfredo, Nino Darío, José y Pablo
La delegación argentina del Movimiento Internacional de Muralismo "Italo Grassi", conformada por cinco artistas plásticos del Movimiento Formoseño de Muralistas "Martín Rolendio Albornoz", dejó huellas en Hidalgo, México.
Los murales de Martín Albornoz, Alfredo Palacios, Nino Darío Valdez, José Jara y Pablo Vacasur son producto del intercambio artístico y cultural con la Escuela de Muralistas Siqueiros. Gracias a ellos, y a muchos otros, dos ciudades de México son galería de murales a cielo abierto.
"Vinimos a México a hacer una residencia artística de intercambio; trajimos la técnica del esgrafiado, realizamos dos obras en dos municipios del estado de Hidalgo y recibimos formación acerca de la composición del muralismo mexicano", dicen y cuentan que el año pasado se encontraron con muralistas mexicanos, y coordinaron la visita y presentaron un proyecto al Fondo Nacional de las Artes.
"Las obras fueron más que nada producto de la convivencia que tuvimos como artistas y las comunidades de los dos municipios donde nos tocó estar, y la idea era contar la historia de cada lugar y la idiosincrasia de su gente, economía y costumbres", resumen.
El primer mural se realizó en el municipio de San Salvador, cabecera municipal de 44 comunidades, y el otro se realiza en Poxindeje de Morelos. Ambos murales se realizaron a partir de una recopilación de información y entrevistas con la gente del lugar. Luego se construyó un boceto colectivo con artistas y pobladores. Martín, Alfredo, Nino Darío, José y Pablo, cada uno de ellos es profesor en Artes Visuales y se dedican a múltiples disciplinas dentro del mundo de las artes: la escultura, el dibujo y la pintura.
"Nos aglutinamos en este movimiento porque consideramos que el muralismo es un medio de expresión que involucra a las comunidades, es decir, a la sociedad", enfatizan.