En su Brumario, Carlos Marx, en respuesta a Hegel, señaló que la historia se repite primero como tragedia y luego como farsa, y que con ello cerraba un ciclo.
Esto no implica adherir a un determinismo fatalista de linealidad histórica, sino simplemente señalar la irrefutable similitud de procesos sociales e históricos en Argentina.
Con sólo apelar a la memoria, el colectivo social puede hacer un ejercicio de momentos que, como señaló el pensador del materialismo histórico, terminaron en farsa.
La presidencia de Fernando de la Rúa comenzó su decadencia política cuando el entonces vicepresidente, Carlos "Chacho" Alvarez, renunció a su cargo denunciando corrupción en el Senado para votar una ley de flexibilización laboral.
Ese escándalo político fue un factor más que impactó en un contexto de crisis económica donde los únicos ganadores fueron los sectores vinculados a las finanzas y de concentración del capital.
La tapa del diario Clarín de abril de 1989 señala en su título principal la disposición del Gobierno para que los usuarios paguen las tarifas de energía en cuotas, como paliativo a los fuertes incrementos que aplicó la gestión de ese entonces.
Inmediatamente, debajo una fotografía muestra al dirigente radical Eduardo Angeloz abrazado al entonces presidente, Carlos Saúl Menem, con un título que señala el apoyo del cordobés al plan económico del riojano, quien luego admitiría que si hubiese dicho lo que haría en la primera magistratura nadie lo hubiera votado.
Más atrás en el tiempo, José Alfredo Martínez de Hoz impuso medidas económicas cuyo eje central fue el financiamiento a través de préstamos a la banca internacional.
El primer presidente electo tras la genocida dictadura militar, Raúl Alfonsín, tuvo que enfrentar el pago de la fuerte deuda externa contraída, sumada a la que privados habían tomado y se beneficiaron luego con la estatización.
Aquí hay un eje que atraviesa transversalmente estas etapas de la historia del país: esquemas de política económica y social basados en el endeudamiento externo.
Claro que también hay ejemplos del desarrollo autónomo sin necesidad de recurrir a créditos internacionales. Fue durante presidencias de quienes llevaron adelante modelos basados en la propia cultura, en un nacionalismo que apuntó a la justicia social.
Además, lo que coincide con estos últimos es que terminaron en golpes de Estado, propiciados por las élites aliadas a potencias extranjeras que pedían el sometimiento de la Argentina a través de una nueva forma de dominación que surgió aún antes de la caída del mundo bipolar: el poder económico.
La encrucijada actual que emerge con fuerza por el aumento de las tarifas energéticas está abriendo los ojos a muchos que, desde el fanatismo que impone la llamada "grieta", defendían un modelo.
Aquí hay que tener en cuenta que en lo que se denomina la posverdad existe la necesidad de creer en un salvador más allá de los hechos fácticos. Es el mito contra la razón, casi un estadio prefilosófico.
La exhortación va a establecer consensos sociales y políticos en base al diálogo, no a la confrontación banal.
Una frase que tomó un sabor metálico de tanto uso para intereses sectoriales dice que sólo el pueblo salvará al pueblo. El análisis de tal conceptualización tiene el sentido de una sociedad movilizada.
Adquiere lo dicho un significante de solidaridad que aleja el individualismo y apela a la solidaridad.
La intención de estas líneas es ponernos a disposición del otro, del diferente, para comenzar a dialogar y dejar cavar en la brecha. Cuando establezcamos el diálogo sincero, comenzaremos a caminar un camino diferente que se trasladará a la dirigencia como la verdadera voz del pueblo.