Más de 4.500 pobladores, en su mayoría de comunidades aborígenes del Oeste formoseño que habían sido evacuadas por las inundaciones que ocasionó la crecida del río Pilcomayo, pidieron ayer "ayuda para retomar sus vidas", ya que si bien el agua bajó, "ahora las casas, escuelas y caminos están tapados por toneladas de barro", aseguraron.
Según registros oficiales, ese cauce de agua tuvo su "crecida histórica" en febrero, y desde entonces las familias no pueden regresar a sus hogares.
Una de las comunidades más afectadas es "El Churcal", ubicada en el Departamento Bermejo, a unos 550 kilómetros de la capital, donde hasta el cementerio quedó "bajo tierra".
"Es desesperante nuestra situación. El sedimento hizo desaparecer el cementerio, el centro de salud, la escuela, el templo evangélico y las viviendas; todo está con barro hasta la mitad", detalló a Télam uno de los pobladores de la zona.
En tanto, desde el Gobierno provincial afirmaron que "los equipos de trabajo continúan en las áreas afectadas y se evalúan lugares altos para reubicar a los evacuados". Por su parte, los vecinos señalaron que a pesar de estar recibiendo asistencia en los campamentos y centros de evacuados, "no tienen ayuda suficiente".
"El rescate de nuestros bienes y el retorno a casa lo hacemos por cuenta propia, y además está el tema del agua potable. Esperemos el tiempo nos acompañe y poder empezar nuestras vidas de nuevo", se esperanzó uno de los afectados.
NOTA COMPLETA EN LA EDICION IMPRESA DEL 14-05