"En el 87' nos pusimos de acuerdo con mi hermano Eduardo y fundamos una escuela de fútbol con el apodo de nuestro padre: Tataré. Continuamos de manera ininterrumpida y siempre para adelante, con la misma pasión, vocación y seriedad, como si fuera que comenzamos ayer", comentó el protagonista.

Pasaron 31 años y continúan formando a pequeños futbolistas que disfrutan cada fin de semana de correr detrás de la pelota. "Actualmente en la escuelita hay 11 chicos y competimos en la Liga Formoseña de Fútbol en las categorías 2005, 2006, 2007, 2008, 2009, y 2010 y 2011 que son las promocionales, aunque tenemos hasta niños de 3 años. Entrenamos tres veces a la semana: lunes, martes y jueves. El objetivo de la escuelita no es solamente la práctica de fútbol, sino que también hacemos bicicleteada, o festejamos los cumpleaños con la ayuda de los padres; esas cosas le gustan al chico", aseguró "Nico".

"Hace 25 años que estamos en el mismo predio en Parque Urbano I. Lo primero que hice cuando me recibí de técnico es adecuar los arcos según la edad de los chicos. Los de la categoría 2008, 2009 y 2010 deben competir con las canchas más chicas, pelotas livianas y los arcos reducidos. Ellos no están formados para jugar con las dimensiones normales de los campos de juego, no pueden hacer un saque de meta, llegan a los arcos sin fuerzas para patear", expresó. Y agregó que "la idea es que ellos puedan divertirse, porque una sola vez en la vida se es niño. Entonces nosotros también hablamos con los padres y les decimos que los dejen jugar sin ninguna exigencia, porque sino los confunden".

Por último, destacó las comodidades que ofrecen y la metodología de trabajo. "Tenemos un predio cerrado y muy bien cuidado. Los chicos tienen su ficha médica, la autorización de los padres, y ahora también todos están asegurados para jugar en la Liga. El seguro de vida es un paso muy importante, porque no es accesible y los futbolistas están cubiertos", aseguró.