Compartir, tolerar la espera, respetar al otro, interactuar, saludar, prevenir consecuencias de un acto, son ejemplos de "habilidades sociales" que -en niños con condición del espectro autista- implican un gran desafío ser adquiridas. Tres especialistas del equipo interdisciplinario de la Fundación "Rincón de Luz", explicaron cómo, mediante una técnica de trabajo específico con los niños, es posible lograrlo
Mariela Palacios, Johanna Aquino y Verónica Guerrero, profesionales del equipo interdisciplinario de la Fundación "Rincón de Luz", comentaron a La Mañana que desde mayo trabajan en un "taller de habilidades sociales", cuyo fin es contribuir en los procesos de aprendizaje de cada niño TEA. "El objetivo puntual es brindar estrategias para el niño, para que logre compartir con otro a nivel social, familiar, en un contexto educativo. Se trabaja de forma grupal, desde el juego y la pedagogía, se busca generar en los niños el reconocimiento y el respeto por el otro", comentaron.
Las habilidades sociales hacen referencia a la capacidad de interactuar con los otros a través de las herramientas socio comunicativas. Estas, según explicaron las especialistas, se ven afectadas en las personas con condición TEA, tanto la comunicación verbal como la no verbal: "A la hora de relacionarse con otros, éstos tienen desafíos para interpretar o mostrar señales, para iniciar un intercambio y para mantenerlo".
"Las personas neurotípicas adquirimos las habilidades sociales en el transcurso de la vida. Desde que nacemos empezamos a comunicar. Primero con mamá cuando nos da el pecho, luego cuando estiramos los brazos para pedir upa, y así. El niño va dando significado a estas señales y va construyendo las habilidades sociales. En el caso de las personas con autismo, esta capacidad no se va desarrollando de manera constante, entonces es ahí donde se ven los desafíos", profundizó Palacios.
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