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Dos años sin plan

Una columna de opinión de Carlos Alberto Roble



El expresidente del Banco Nación Carlos Melconian aseguro días atrás en distintos programa de análisis político que el Gobierno del presidente Mauricio Macri perdió dos años de gestión sin resolver las políticas macroeconómicas y monetarias, causando un grave daño a las finanzas públicas.

Esta es quizás la definición más clara de que la administración nacional llego sin un plan económico y que improvisó mediante campañas publicitarias, dando marchas y contramarchas que terminaron en un viaje de urgencia al FMI (Fondo Monetario internacional) en busca de un salvataje.

La corrida cambiaria que en pocos días se llevó más de 10.000.000,00 USD de las reservas representa una rebaja del salario de cerca del 25% del poder adquisitivo de los argentinos, que traducido a un buen castellano, significa que por falta de plan económico, por negligencia o por
impericia, en menos de diez días reducimos un cuarto de lo que poníamos en el chango del supermercado, sin sumarle a esta descripción el feroz tarifazo de los servicios públicos, que termina dando un golpe tremendo al día a día de los hogares y PyMEs.

El tipo de cambio aumentó en el plazo indicado por Melconian el 158% y una depreciación del precio del 61%, con un impacto directo en jubilaciones y salarios que ya se nota en la baja del consumo, con comercios que cierran o están en proceso de hacerlo.

Todo este círculo de improvisaciones cierra con una tasa alta en las Lebac porque el ratio de la solvencia entre la deuda pública y el PBI se deterioró ostensiblemente, posibilitando a quien apuesta a la timba a tenga grandes ventajas.

Especulación financiara, pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, plan de ajustes y deuda con FMI, son todas medidas de idas y vueltas que no terminamos de comprender. Todo esto, con un 2019 que ya nos golpea la puerta sin una alternativa viable a vista por culpa de los intereses sectoriales.

Gobernar un país no es administrar una empresa, los actuales funcionarios nacionales seguramente son exitosos empresarios, pero a la hora de pensar en el hombre de carne y hueso, las dudas y los egos dinamitan todos los proyectos.

La situación es delicada y el segundo semestre será muy duro para los que menos tienen, estancados y con bajas de salarios, las protestas sociales irán aumentando porque llegar a fin de mes será una verdadera odisea. 

Si el objetivo del Gobierno nacional es reducir el déficit fiscal, la forma más genuina de hacerlo es con crecimiento económico, una política fiscal contractiva producirá el efecto contrario.

Queremos ocupar esta columna para hablar de desarrollo, de expansión, de evolución, de crecimiento, de incremento, no queremos escribir más sobre ajuste como en el 2001, porque todos sabemos cómo concluían esos días.

Tenemos un país maravilloso, un pueblo dispuesto a acompañar los proyectos inclusivos y colectivos. Nos hace falta pensar y trabajar en una sola dirección, en la grandeza de la Patria y en la felicidad de todos.


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