El sábado 19, se presentó "Alento Fuego - Riqueza Flamenca" en el Teatro de la Ciudad, con un cuerpo de baile de la Compañía de Danza Española Aires Flamenco, de la ciudad de Asunción, Paraguay, con la dirección y puesta en escena del bailarín y coreógrafo Diego Villar
Nuestro paso por el mundo es una hoguera. Ardemos en deseos, en miedos, en preguntas; el fuego nos construye y nos consume incesante. Arma y deshace la trama de que estamos hechos. Un holocausto, un templo, una eclosión de flama. Nacemos en el fuego, nos gestamos, nos encendemos y acabamos en ceniza.
Nuestro devenir es esta danza que forjamos en nuestros adentros, desde el nervio más íntimo.
"Alento fuego" es una fotografía cabal de nuestra vida. Desde la chispa originaria de nuestro génesis hasta que somos la más incontrolable energía en sintonía perfecta con el universo. Después vendrá el ocaso, la puesta de Sol entre las sombras, donde todo concluye.
Somos abstracción. Un puñado de fuerza etérea que alberga la llama interior que nos mantiene vivos.
# Foro: El ritual comienza. El humo gana la escena. Polvo, ceniza, viento. Un chispazo enciende la noche. Los cuerpos se funden con las tinieblas y se van redefiniendo en luz, en materia incandescente.
# Lumbre Plena/Plena Umbre: Una luz resplandece en el firmamento. Hay calor en el ambiente. Los colores deshacen las tinieblas. La llama está encendida y en permanente expansión.
# Bombilla de luz: El encuentro con el otro extiende la llama en un paso a dos. La temperatura acaricia los cuerpos, los contrae, los acerca, logra fundirlos.
# Ardor: El aire abrasa la materia y va tomando forma de llama luminosa.
# Candela: El universo femenino se resuelve en intensión y el amarillo envuelve los cuerpos sosegados. El vaivén de siluetas en bata de cola halla forma en una sintaxis perfecta.
# Runuego: El calor adquiere consistencia y se vuelve corpóreo, físico, con un definido espesor. El cielo derrama lava volcánica sobre los cuerpos.
# Candilero: El movimiento es el motivo del cuadro. Resplandece la materia desde una sinergia vistosa, cargada de dinamismo.
# Al Calor del Fuego: Febo se deshace en luz y vigor y, en plena explosión, atrae todo hacia sí.
# Llamas: Materia y energía perviven en un mismo escenario. Las llamas consumen el ambiente y danzan en una marea al borde del abismo.
# Flamengo/Flama: La mujer matiza la multiplicidad de colores con su roce. La flama se condensa con el resoplido de los cuerpos etéreos.
# Piraluz: El hombre entra en escena y resuenan los bastones al soniquete del zapateo. Es el minuto del estrépito y el brío natural de un cuerpo en movimiento.
# Luces del Fuego: Regresa el paso a dos. Y esta vez con la intensidad de dos planetas atraídos por una fuerza cósmica.
# Salva: El rojo se desprende del cielo y tiñe la noche de escarlata. El corazón aumenta su latido. Las venas, las arterias... hay un flujo de vida en cada movimiento.
# Focales/Ascua Final: Agua y fuego se condensan, se mezclan, se corporiza el vigor en un acompasado zapateo interminable.
# Alento Fuego: El fuego interior deshace la luz, el agua, la tierra. Somos el espasmo de una vida que late en el movimiento. Algo de arena y miedo. Pero en constante agonía para no extinguirnos.
El fuego nos libera desde que somos a nuestro último suspiro. Y en esa agonía permanente nos sabemos vivos. Somos la llama, una sucesión de cambio permanente. La transformación. La fuerza llameante en los rituales. Somos el fuego de Heráclito, el que Prometeo arrebató a los dioses, todas las formas, todos los hombres. Todos los fuegos el fuego.
Washington