Donar órganos es una práctica solidaria que posibilita salvar o mejorar la calidad de vida de otras personas. Las campañas de concientización sobre esta práctica y sobre la gran demanda de órganos que existe actualmente, resultan trascendentales para entender el grado de solidaridad, compromiso con la comunidad y esperanza de vida que implica y genera la persona declarada donante activa o bien, que en algún momento, decide donar un órgano o tejido.
El 30 de mayo pasado se celebró el Día Nacional del Donante, fecha establecida a partir de 1998 en Argentina, en homenaje a Dante, el hijo de la primera beneficiaria de trasplante de hígado que se realizó en un hospital público de Buenos Aires en el año 1995.
La conmemoración connota, además, la posibilidad que puede alcanzar un trasplante: dar vida y ayudar a dar vida.
La práctica de donación de órganos está regulada por el Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), el cual depende del Ministerio de Salud de la Nación y rige esta actividad según la legislación vigente. Además, es el instituto a cargo del relevamiento de datos y registros que contengan toda la información pertinente a donantes activos, cantidad de personas a la espera de donaciones, donaciones realizadas, etc. En Formosa, funciona el Centro Unico de Ablación e Implante de Formosa (CUCAIFOR) en el Hospital de Alta Complejidad, avenida Néstor Kirchner y avenida Sargento Cabral.
A mi donante
"Solo quiero decirle que no me alcanzará la vida para agradecerle por su acto tan desinteresado, y a su familia por haber respetado su decisión de ser donante. Ojalá nos podamos 'encontrar' cuando el Eterno señale el momento en que a mí me toque partir. Sólo espero que la esté pasando bien en donde quiera que esté. A usted, le debo mi vida", escribió Elías Fernando Pereyra, en una imaginaria carta a su donante.
Elías fue diagnosticado en el 2005 de Insuficiencia Renal Crónica. Tenía 31 años. A partir de ese momento, se sometió a tratamientos de diálisis pero su calidad de vida se deterioraba día tras día. El 19 de mayo de 2010, cuando su condición de salud era muy grave, recibió el ansiado llamado donde le anunciaban que había un donante. La decisión de una familia de Mendoza que en medio del dolor vio la esperanza de sembrar vida, fue su oportunidad de seguir viviendo.
Madre e hijo
"Doy gracias a Jesús Misericordioso por haber sido su instrumento para dar una nueva calidad de vida", María Luisa Benítez, mamá de Nelson Figueredo.
A los 18 años, cuando comenzaba su vida universitaria, una dolencia en la zona de la espalda motivó que realizara una consulta médica. Análisis completos dieron los resultados menos esperados. Una interconsulta con una nefróloga y, finalmente, el diagnóstico: un grave cuadro de Insuficiencia Renal Crónica. Ese mismo día fue internado en una Unidad de Terapia Intensiva de un sanatorio privado de esta ciudad, y a las 48 horas le colocaron un catéter. Las sesiones de diálisis fueron el paso inmediato. Su cuadro era irreversible.
La derivación a Buenos Aires fue el procedimiento siguiente. Aquella vez, estuvo internado dos meses. Era agosto de 1998. Pero hubo muchos viajes, internaciones y sesiones de diálisis. Su sueño de estudiar en la universidad se vio truncado por lo demandante de su enfermedad, con la que tuvo que lidiar y, sobre todo, luchar por sobrevivir.
En aquellos años, no se realizaban trasplantes en Formosa. El desarraigo era inevitable. En el año 2004, Nelson fue sometido a un trasplante renal en Buenos Aires. Su donante: la mujer que le dio la vida, no una sino dos veces.
"La posibilidad de acceder al trasplante cambió mi vida; hasta ese momento estuve consciente de mi enfermedad, de mis limitaciones, sabía lo frágil que me encontraba al depender prácticamente de una máquina tres veces a la semana, durante sesiones de cuatro horas cada una", relató Nelson, hoy orgulloso presidente de la Asociación Civil de Trasplantados de Formosa, entidad que nació en el 2008 para dar apoyo y contención a quienes pasaron por esa experiencia, y concientizar sobre la donación de órganos.
"Dar es dar. Es encontrar en alguien lo que nunca encuentras", dice Fito Páez, y Nelson lo trae a su experiencia.
Más allá
de la muerte
El día del donante el HAC difundió un video con testimonios de quienes en el momento más terrible de sus vidas, ante la pérdida de un padre, de una madre, de un hermano, de un esposo o esposa, decidieron donar.
José Hernán, hijo de José Luis López: "Hace dos años ocurrió lo inexplicable, falleció mi papá. Con mis hermanos decidimos dar vida a otras personas".
Sixto Encina, esposo de María del Carmen Esquivel: "El 11 de diciembre de 2017 falleció mi esposa. En vida siempre dijo que quería donar sus órganos y respeté su decisión. No me opuse. Es un dolor muy grande el que queda para la familia, pero reconforta el alma y el corazón saber que tu ser querido tomó la decisión de salvar a siete vidas. Mi mensaje es que reflexionen, sé que es difícil pero no imposible: donen órganos".
Esposo de Lidia Ester Gómez: "Esposa y madre de cinco chicos, Lila tuvo un aneurisma el 7 de diciembre de 2016 y falleció. Ante esta situación de dolor y sufrimiento, lo charlamos en familia y surgió la posibilidad de donar sus órganos", relató el hombre acompañado de dos de sus hijas.
"Tanto papá como mamá siempre nos enseñaron las cosas bellas de la vida y nos dijeron que eran donantes. Desde el primer momento supimos que íbamos a donar los órganos de mamá, dar vida a otras personas, y lo hicimos: cinco personas pudieron vivir gracias a mi mamá. Ella ya no está con nosotros, pero vive en las personas que recibieron sus órganos", afirmó una de las hijas de Lila.