La calificadora vaticinó que el programa del FMI ayudará a mantener la calificación "B", pero que el futuro depende de que el Gobierno aplique medidas para reducir riesgos y restaurar la credibilidad de los inversores
La agencia Fitch no tiene buenas noticias para la Argentina. En su último informe, proyectó que la inflación del país avanzará al 27,5% hacia fines de año para reflejar la reciente depreciación del peso, en momentos en que los ajustes de la política monetaria y fiscal presionan el consumo y la inversión.
Además, recortó a la mitad el pronóstico de crecimiento: del 2,6% al 1,3%. "Recortamos nuestro pronóstico de expansión real del PIB al 1,3% siguiendo un patrón de crecimiento débil y volátil", explicaron fuentes de Fitch. Desde la agencia también destacaron que acelerar la consolidación fiscal probablemente representará uno de los mayores desafíos para Argentina.
"El acuerdo que alcanzó Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI) mitiga los riesgos que afronta el país tras un deterioro de la confianza de los mercados, pero el Gobierno necesita tomar más medidas para restaurar la credibilidad en su política económica", destaca el informe.
El FMI ayuda a la calificación B
Según la opinión de los analistas de Fitch, el programa del FMI ayudaría a mantener el panorama estable y la calificación "B" de la Argentina, pero el futuro de esta perspectiva depende de que el Gobierno aplique medidas para reducir los riesgos macroeconómicos y restaurar la credibilidad de los inversores.
Los funcionarios argentinos prometieron al FMI buscar una mayor consolidación fiscal para garantizar el acuerdo, pero Fitch apuntó a que esta medida -y otros programas de austeridad- aplicadas por el Gobierno podrían enfrentar considerables riesgos políticos.
"La popularidad del presidente Macri ha caído marcadamente y las protestas sociales se han intensificado. Aún no está claro si la oposición respaldará o si se resistirá a los ajustes en el año previo a las elecciones del 2019?, dijo Fitch en su comunicado.
La agencia prevé que el Gobierno alcanzará su meta de déficit primario de 2,7% del PBI debido al recorte de gastos, a su enorme recaudación tributaria de inicios de este año y a una inflación mayor que la prevista, que elevaría los ingresos más rápidamente que los gastos. Pero señaló que lograr las metas de 2019, 2020 y 2021 será mucho más difícil.