Pero el Mundial pasará y los problemas estarán allí, esperando a las puertas de nuestra desazón o alegría. Pero estarán con seguridad. Tarifas, inflación, reclamos salariales, dólar, reservas del BC, consumo, actividad industrial, PBI, balanza comercial, déficit presupuestario, deuda externa, Lebacs y los nuevos Nobacs, estarán todos en primera fila esperando por nosotros. 

Y también estará el Fondo Monetario Internacional, para decirnos que ahora son buenos, que lo de Grecia fue una mala experiencia y que todos los argentinos seremos más felices; que ellos, junto al Gobierno nacional, nos ayudarán a construir una Argentina mejor, aun cuando haya argentinos desocupados y en situación de calle, aun cuando sectores importantes de la población no puedan pagar las tarifas de gas, agua, energía eléctrica y transporte y estemos las PyMEs produciendo y vendiendo a un mercado cada vez más restringido, con costos cada vez más elevados; que el pueblo será más feliz porque ya no tendrá sobre sus espaldas la culpa de ser un "subsidiado" y pagará las tarifas plenas con la conciencia tranquila de que está ayudando al país a tener un futuro estable, sin turbulencias, creciendo y con inversiones que vendrán a darnos no sólo trabajo, sino un mundo de felicidad. 

Llegará al fin el paraíso terrenal para jubilados y pensionados, con aumentos que le restarán poder adquisitivo, pero que, a pesar de los incrementos en los costos de los medicamentos, tendrán en claro que su misión es aportar también al futuro del país y no ser meramente sujetos pasivos en un mundo que reclama que la edad jubilatoria sea cada vez más elevada, no para lograr más aportantes y equilibrar el desfasaje del sistema, sino para que, llegados a la tercera (o cuarta) edad, nos sintamos parte integrante de la fuerza laboral que construye la Argentina y no descarte del Fondo, en el fondo.

A veces la sinceridad molesta, genera críticas y otras rechazos, pero no se trata de subjetivar verdades ni de construir silogismos para confundir, como se hace habitualmente desde la política y sectores interesados en tergiversar siempre los hechos, sino para desnudar realidades y transformarlas en verdades absolutas, donde todo se transparenta y se vuelve prístino a los ojos del pueblo. 

No es fácil escribir sobre realidades sin tener un lado sensible a los problemas de la gente, porque de lo contrario, uno se transforma en mero relator de los hechos que pasan como imágenes frías. Trato de darles a mis escritos un contenido ético y estético, respetando los principios y bases doctrinales que llevo por formación y herencia, siguiendo los caminos que me permitan construir nuevos paradigmas y poder así avanzar sin el peso de la dependencia de otras ideologías que no sean las que me guían. 

Después del Mundial, trataremos de visualizar al país que queda tras la cortina del entusiasmo deportivo. Será interesante analizar entonces a la Argentina residual, la Argentina de las contradicciones, de las idas y vueltas, del todo o nada. Después del mundial, sería oportuno que cada uno de nosotros nos pongamos a pensar en cómo contribuir en la construcción del país que queremos todos, sin excepción, el país de la comprensión de las diferencias, de la inclusión, del respeto al que piensa y es diferente, el país de la justicia social, de la equidad y el país de las oportunidades para todos.