Si se armaran 100 fajos compuestos por billetes de US0 hasta sumar un millón de dólares, el paquete pesaría unos 10 kilos, según el cálculo que hizo la Reserva Federal de Estados Unidos (FED). De manera que los US.000 millones que el viernes pondrá en manos de las autoridades argentinas el Fondo Monetario Internacional (FMI) pesarían nada menos que 150 toneladas, comparables con el peso de dos locomotoras. Por suerte para los requerimientos de la Casa Rosada y el Banco Central (BCRA), en la era de la informática no hay necesidad de hacer un traslado físico de los fondos, sino que todo se moviliza a través del código binario y estaría disponible esta semana.

El camino del dinero es el siguiente. El FMI obtiene la mayoría de sus recursos principalmente de la cuota que pagan los países miembro, una lista que está liderada por Estados Unidos y de la que también forma parte la Argentina. El organismo definió hace minutos la liberación del equivalente al 30% de los recursos acordados con el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne , que saldrán de esos fondos.

Después del mediodía el Fondo, con sede en Washington, dará la orden de girar los fondos a la cuenta que el Banco Central tiene en el Bank for International Settlements (BIS), con asiento en Basilea, una ciudad del noroeste de Suiza. La entidad, casi desconocida para el público masivo, es un clásico entre los agentes familiarizados con los manejos de las finanzas de las naciones. Allí tienen cuenta todos los bancos centrales del planeta.

Desde el momento en que los US.000 millones se acreditan en la cuenta del BCRA, quedan visibles para su contabilidad y forman parte de las reservas argentinas.

De ese total, US$ 7500 millones son del Tesoro, pero quedarán bajo la administración del Banco Central hasta esperar las órdenes de Dujovne. Está previsto que se vendan en el mercado local para cubrir el déficit fiscal y, al mismo tiempo, colaboren para contener al dólar, que acumula una apreciación en torno al 50% en el año.

Los restantes US00 millones quedarán para el BCRA, posiblemente en la cuenta de Basilea.

Por: Pablo Fernández Blanco