La historia del barrio Virgen de Itatí comienza en la década de los 80, incluso antes, con la llegada de los primeros vecinos. Los Escalante, los Samudio, la familia Meza, Cardozo, fueron algunos de los que construyeron las bases sobre las que hoy, el barrio se levanta. Llegaron cuando sólo unos pocos se animaban a habitar "la zona de pantanal", cuando a falta de calles abundaba el monte y cuando hacía falta rellenar los terrenos para poner un ladrillo, pero llegaron decididos a construir los cimientos y echar raíces.
Sentado junto a su esposa y a su cuñada, haciendo un esfuerzo por recordar cada detalle, Don Osvaldo Escalante empezó a contar su historia, y la del barrio: "Cuando llegamos el barrio era puro monte, habían algunos ranchitos y varios lugares ocupados por la Municipalidad. Aquí se instaló la ladrillería y el vivero municipal. También una perrera y más adelante se construyó el cementerio que luego, por falta de espacio, debió ser trasladado dando origen a lo que hoy es el San Antonio", dijo.
"Yo soy del campo, me crié en el campo. Nací en Pozo del Tigre y a los once me fui a Ibarreta. En el 69 me vine a Formosa en búsqueda de trabajo; llegué en tren con otro amigo. Así fue que empecé a trabajar en el municipio, siempre en las obras, en la calle. Yo fui capataz general de la Comuna. Estuve allí durante 43 años. Eso me sirvió para aplicarlo aquí, en los cuidados del barrio", agregó.
Llegaron en 1980 tras deambular de alquiler en alquiler, de barrio en barrio. "La ruta negra ya estaba -especificó su esposa Juana Antonia Olazar, refiriéndose a la Circunvalación-, había un aserradero hacia el fondo, pero nada más". Ahora mira la evolución de su barrio, Virgen de Itatí, piensa en las sesenta gallinas que llegaron con ellos y que fueron desapareciendo con la urbanización de alrededor, los cambios, los avances, los golpes, cómo crecieron ellos -con Osvaldo-, sus tres hijos, sus cuatro nietos. A la historia de un barrio la hacen sus vecinos.
"Mi marido abrió las calles, con las maquinarias de la Municipalidad y con su personal a cargo", comentó orgullosa. "40 camionadas de tierra y escombro picado tuvimos que tirar sobre nuestro terreno", aportó Don Escalante y aclaró que cuando vinieron otros vecinos, los ayudó a nivelar el suyo de la misma forma.
Zona de puentes
"Este barrio era un esteral -aclararon- y lo que es hoy la avenida Antártida, era un gran zanjón; hasta puente para cruzar, había". Según describieron, en los primeros años de los barrios más periféricos, los puentes eran un denominador común. Sobre el gran zanjón que limitaba el barrio había un puente de madera, de durmiente, y además "cada boca calle tenía su pasarela". Si bien con los años este problema fue resuelto, los puentes no dejaron de ser un factor de utilidad en el Itatí. Hace algunos meses, en el último operativo "Por Nuestra Gente, Todo" que se realizó en el barrio, el gobernador Gildo Insfrán anunció la construcción de un puente peatonal sobre la avenida Circunvalación Paso Gendarmería Nacional, luego de que una vecina manifestó la necesidad de contar con una obra que integre a los sectores I y II del barrio. Ya no es el agua, ahora es el tránsito.
Un completo incompleto
"El barrio ha mejorado mucho con los años", valoró Graciela Farja de Vresanovic, una vecina que vive sobre la única calle pavimentada, la Sargento Acosta. "En cuanto a seguridad, porque los que hacían disturbios crecieron, y también en infraestructura y calidad de los servicios", aclaró. Sin embargo, en este progreso faltó cinco para el peso: un tramo de su calle, la última cuadra, quedó sin pavimento y la instalación de cloacas tampoco llegó al final; la cuadra de Graciela es la única -con asfalto- que aún sigue con zanjas a cielo abierto. "Ya llegará", alentó ésta. Otro caso en donde faltó el final, es el cementerio.
Misterio
En la zona hay un complejo de deportes y juegos, justo encima de lo que fue el cementerio antes de ser mudado al barrio San Antonio. Así lo comentaron los vecinos que vivieron el proceso: "El cementerio era bien tupido, un panteón repleto pero no daba abasto. Había que trasladarlo y para eso pusieron plazos. Los familiares que no alcanzaron a mudar las tumbas se embromaron, porque después entraron las máquinas, topadoras, a remover el terreno y después quemaron todo. De los angelitos, no se sacó casi nada. Muchos restos de niños se terminaron quemando y cuando vinieron a buscar los padres o familiares, no encontraron nada. Quedó mucho ahí".
Los vecinos del Itatí "I" conviven con ruidos y experiencias extrañas, pero lo cuentan como si nada: "Si hoy se llega a remover el suelo, sin duda se encuentra de todo, pero las almas ya quedaron por acá, andan con nosotros por nuestra casa", dijo uno de ellos. Así también lo comentó Don Escalante, aseguró que en las casas se sienten ruidos y movimientos: "Una noche no me dejaba dormir, me levanté y le amenacé con un cuchillo a quién sea que estaba. Sentí que se me acostaron al lado pero miraba y no había nadie, no había nada", contó. "En el barrio pasan cosas, todo sabemos, la gente lo comenta. Cuando trabajaba, salía a las cuatro, cinco de la madrugada, de casa. Si pudiera explicar las cosas que he visto o sentido... ya no me sorprende nada", agregó. Sus vecinos también tienen historias -dijeron- pero con más de treinta años se aprende a convivir.
De fe
Cada espacio, cada lugar de un barrio, está nutrido de historia, una historia que nace y se comparte con la de los mismos vecinos. Entre los pilares que sostienen al barrio Virgen de Itatí, uno fundamental es la capilla -hoy parroquia- construida por la fe de las familias. Así lo reflejó Leoncia Amarilla, quien, junto a su marido Claudio Orlando Cardozo, formaron parte de la comisión religiosa desde el principio.
"La capilla empezó funcionando en un centro comunitario, ubicado sobre la calle 16 de Julio casi avenida Italia, cuando con los vecinos sentimos la necesidad de armar aquí nuestra comunidad religiosa. El padre Luis Canesín y las hermanas franciscanas de María, nos acompañaron desde el principio. Fueron nuestra guía. Para mediados de los noventa logramos cumplir un deseo, se llevó a cabo nuestro proyecto: construimos la primera capilla. Los mismos vecinos formaron parte de ello, con sus manos. Uno de los más involucrados, vecino histórico del barrio que hoy diácono, es Don 'Chito' Samudio", relató.
En este marco, aclaró que a partir del 2007, la Capilla dejó de depender de la Parroquia San Francisco de Asís para pasar a ser la Parroquia Virgen de Itatí y que cada 9 de Julio, en el día de la patrona del barrio, la parroquia se llena de devotos. "No sólo somos fieles de la zona, vienen de todos lados. Son muchas las capillas que dependen de nosotros, como la del Divino Niño, la Virgen Niña, San Blas y Nuestra Señora de Estela Maris. Es una verdadera fiesta que comienza con la novena", detalló.