La fachada del "República", como lo llaman sus vecinos, es heterogénea; en un recorrido rápido las diferencias son evidentes: "la parte más nueva" es la zona más próxima a la avenida Maradona, sobre la que se levantan dos grandes cadenas de supermercado. En este sector abundan los terrenos privados desocupados, hay una escuela, una cancha, casas y, sobre los límites del barrio, comercios. La otra zona, "la del fondo", es la que se formó primero, en el 93 una parte, en el 97 la otra y, así, siguió creciendo. También allí hay canchitas, una plaza, un centro de salud, una capilla y otras escuelas.
Gran parte del Circuito Cinco responde a una transformación socioeconómica iniciada en la década de los noventa, que continúa hasta hoy. Los mismos vecinos de la zona lo dicen: "El Circuito Cinco hoy es una ciudad aparte. Creció mucho en los últimos tiempos y lo sigue haciendo".
El República Argentina es un barrio formado por complejos de viviendas diferentes, según el programa o la empresa que las haya realizado. Las primeras formaron parte del Programa de Asistencia Integral, así lo comentó Román Britos, uno de los primeros vecinos que aún vive en el barrio: "Vinimos cuando se entregaron las 400 viviendas del PROASI. La mayoría de los vecinos estábamos viviendo asentamientos en los barrios San Juan y Fachini antes de eso. Fue el 26 de junio de 1993, para ser exactos. En ese entonces, Menem era el presidente de Argentina y vino hasta Formosa para el acto inaugural. La casita que él inauguró, en una esquina, se vendió como cuatro veces, desde ese entonces", recordó entre risas.
En el barrio, las direcciones no se ubican por calles, sino por numeraciones. Así lo explican los vecinos: "Como se hizo por tandas, es un lío, después de la manzana 90, que estuvo dentro de las primeras en habitarse, continúa la 56 que se hizo después. Solo los que vivimos aquí nos ubicamos".
La primera tanda, explicó Britos, abarca desde la manzana 84 hasta la 99, "la única zona del barrio que hasta hoy no tiene el sistema cloacal instalado", según dijo. Cuando llegaron los Britos, ya contaban con los servicios de luz y agua. Dos años después, construyeron el centro de salud. Luego, se sumaron al barrio más viviendas. Entre algunos vecinos, empezaron a trabajar para levantar una capilla. Luego, también se hicieron escuelas y los espacios de recreación.
Hoy, a criterio de los vecinos, el barrio está completo. Sin embargo, varios lamentaron que algunas calles continúan siendo de tierra o que un sector no tenga cloaca, y otros se preguntaron por "las viviendas celestes frente al colegio, que aún faltan entregar".
Pilares
Cómo en la mayoría de los barrios de la ciudad, con la llegada de los vecinos, nace la necesidad de contar con una cancha y con una capilla, cerca. En el República pasó lo mismo. Así lo cuentan: "Eramos un barrio nuevo y queríamos una capilla. Cuando llegamos en el 97, éramos muy pocas familias: Insfrán, Alvarenga, Pereira, por nombrar algunas. Nos reunimos y empezamos a ver qué podíamos hacer. El padre Canesin nos ayudó a construir la capilla Sagrado Corazón de Jesús; la hicimos entre los vecinos, de a poquito. Harán recién tres años que está lista, fue lento el proceso, pero valió la pena. Al principio celebrábamos las misas y la catequesis en la Escuela 514, también la fiesta patronal, cada primer viernes de junio", comentó Delfina, una de las encargadas de la Capilla.
Hay varios clubes de fútbol en el barrio: el Club República Argentina, Deportivo Escuela, Estudiantes, Cristal y hace poco se sumó la escuelita infantil Tereré Benítez. La mayoría de los jóvenes que participan son del República pero también vienen de los barrios aledaños. Entre los profesores y directivos, permanece una misma idea: el deporte los saca de los malos hábitos. "Llega una edad en que los chicos se meten en las drogas. Queremos evitarlo o alejarlos de ello. Algunos vienen a jugar al fútbol para olvidarse de sus problemas, otros hacen amigos. Se crea una linda familia y un espacio de contención importante", comentó uno de los profesores.
"Si te portás bien, no pasa nada"
Cada vez que se pregunta por la seguridad, la respuesta es la misma: "Mientras no te metas, no pasa nada". Si bien los vecinos dan fe de que hay bastante circulación de la Policía, afirman que la seguridad es un tema que debe tomarse con pinzas. "Como en todo barrio, un mal es la droga. Los chicos se juntan en la placita", dijo uno. "Hay que saber los tiempos: los domingos a la mañana, o a la madrugada, no podés estar con el celular en la mano, en la parada. Porque cualquier moto que pase, te lo lleva. Tampoco hay dejar las cosas, a la deriva, en la vereda", agregó otro. Así, dos vecinas dijeron: "Si te portás bien, no pasa nada", agregando que si "sabés algo, no te metas y mejor cállate porque acá saben quién habla, quién cuenta y es peor".
Ante la necesidad, la solidaridad
En el barrio no hay comedores pero sí, dos lugares con servicios de viandas. El primero es una casa familiar en la manzana 90 que trabaja con una fundación; el otro funciona en la cancha Cristal. Los dos, con la misma modalidad: dan una comida a los grupos familiares del barrio que necesitan, haga calor, frío, sea feriado, llueva o truene. La necesidad y la solidaridad, en el República, están de la mano.