Calles anchas recientemente enripiadas, veredas angostas, casas aseguradas con rejas en las puertas y las ventanas, murallas con alambres, algunos kioscos y almacenes, también con rejas, caballos sueltos por las calles, varios perros, bolsas de basura amontonadas, una escuela, una cancha de fútbol, gente trabajando afuera de sus casas. Vecinos que aprovechan el sol de la siesta y limpian la vereda, otros que cortan el pasto, pintan unas sillas de madera o lavan su auto. Imágenes de un día cualquiera en el 1º de Mayo.
Calles anchas con nombres que nadie conoce, según lo cuentan sus vecinos, quienes dicen ubicar las direcciones por la numeración de las manzanas o por los elementos del paisaje. Vecinos que llegaron cuando inició el barrio, vecinos protagonistas.
Los protagonistas
Las primeras familias llegaron hace 18 años, los Arias, Del Valle, los Aquino, son algunos de los primeros. "Nosotros vivíamos en el Parque Industrial, en una zona inundable. De ahí vinimos", comentó Basilicio, uno de los vecinos más viejos, según se presentó. "El 40% de las familias vivía en zonas no habitables, en distintos barrios", agregó mientras limpiaba junto a su vecino Isaac Atías, un espacio verde al costado de la capilla.
"Yo vine empezando el 2001, cuando algunas casas aún estaban sin terminar. Todo lo que nos rodeaba era monte, todo era sucio. El Porvenir, que ahora es un bario como cualquier otro, era puro monte y estero. Vivíamos en el fondo de Formosa, para criterio de muchos, en un lugar imposible, inhabitable", comentó Isaac.
El contraste entre esa imagen de los primeros tiempos y la de hoy, casi 20 años después, es contundente. Hoy el barrio está prolijo, bien cuidado, iluminado "y hasta seguro", según admitieron varios sorprendidos. Así, dijeron que el estado actual del barrio se debe en parte al Estado, pero también a los mismos vecinos que trabajan para mantenerlo. Uno de ellos es Don Atías.
Según comentó Atías, en la manzana 11 y 12, donde hoy está la Capilla San José Obrero y al costado, un espacio verde con árboles, era un lugar desperdiciado hasta que él y un grupo de vecinos tomaron la posta: "Una esquina, agarraron la comunidad religiosa del barrio para construir una capilla. En la otra parte, hicimos huertas con los jefes y jefas de hogar. Acá hay lapacho, urunday, espina corona, de todo. Tratamos de mantener limpio porque los chicos vienen a jugar acá, pero siempre tienden a tirar basura", expresó.
"Tenemos que aprender a convivir en la limpieza, porque la contaminación nos hace mal a todos", dijo y puso en escena un problema generalizado en el barrio: la basura.
SIN RESOLVER
Al fondo del barrio hay monte, y luego, el riacho. En este sector, como suele pasar en varios barrios, la gente se mal acostumbró a arrojar basura, al aire libre, y a disposición de nadie. Lo mismo pasa al costado de la iglesia, justo debajo del cartel que indica "Prohibido arrojar basura"; bolsas y bolsas se desparraman.
"Este es un problema, me animo a decir el único. El barrio hoy está lindo, nada que ver con algunos años atrás. Pero lo único que no se mejoró, quizá porque no lo aprendimos, es el tema de la basura", dijo Gladis, mientras limpiaba su vereda. Indicó además, que falla el sistema de recolección, y que "pueden pasar días, casi una semana, que los camiones de recolección no pasan". En su misma vereda, hay una yegua que -según Gladis- anda buscando pan. "Hay muchos caballos sueltos, dando vueltas por el barrio, también los perros. Si la basura no se recolecta, los animales agarran las bolsas, las rompen y la basura se desparrama. Olor, contaminación, y se arruina la limpieza del barrio", esquematizó.
ESCUELA
En una esquina del barrio, en una de las calles más importantes, se encuentra la Escuela Especial Nº12. Aquí, su historia: inició en el año 2000, en el barrio Villa del Rosario, por iniciativa de padres con hijos con discapacidades neuromotoras, y en octubre del 2008 se trasladó al barrio 1º de Mayo. Actualmente, cuenta con una matrícula de 100 alumnos de cuatro a trece años, en el turno mañana; y de 14 en adelante. Trabaja con una población de jóvenes, adolescentes y adultos, brindando talleres de música, teatro y danza, además de oficios.
La escuela, el club de fútbol Talleres de Eva Perón y Los Leones de 1º de Mayo, son protagonistas activos que mantienen con vida el barrio.
LA CAPILLA
El 1° de Mayo es el Día Internacional del Trabajo. En conmemoración, y acompañando el nombre del barrio, fue que la capilla se llamó "San José Obrero", el santo patrón de los trabajadores. Así lo cuenta el diácono permanente Luis Inocencio Aquino, vecino del barrio.
"Empezamos al poco tiempo que entregaron las viviendas, éramos poquitos, pero queríamos la capilla. Arrancamos, claro que con mucho sacrificio, pero al fin logramos alcanzar el objetivo. Al principio, hacíamos reuniones en las casas y las misas se hacían en la calle, justo entre las manzanas 2 y 5. En ese entonces pertenecíamos a la Sagrada Familia. Ahora somos parte de la Parroquia Nuestra Señora de la Esperanza, del barrio Juan Domingo Perón", comentó.
Al menos dos años estuvieron en las casas, deambulando, hasta que después se instalaron en el predio donde hoy se encuentra la capilla. Aunque admitió que hasta el día de hoy, todavía no cuentan con el título de propiedad.
"Hicimos rifas, vendimos pollos, trabajamos mucho y lo logramos. La construimos", recordó con satisfacción el diácono. Según dijo, sólo el 50% de los vecinos forma parte de la comunidad religiosa, por la presencia de otras religiones. Sin embargo, el 1° de Mayo es un barrio unido.