EL COLORADO (de n/agencia) - En las últimas horas el intendente de El Colorado, Mario Brígnole, volvió a renovar críticas al modelo económico nacional, que "incrementó la inflación y el desempleo", remarcó.
Desde una visión keynesiana, se propuso generar fuentes de trabajo con obras públicas. Pero en el deterioro del entramado social, al mandatario le preocupa, entre otros sectores, la realidad de los productores ladrilleros locales.
Esa realidad de las familias dedicadas a trabajar el barro con sus manos y cocerlo a fuego, muestra una ecuación negativa entre los gastos de inversión, el esfuerzo y la mano de obra que genera esta actividad, contra el margen del costo final del producto. A lo largo de los procesos de elaboración del ladrillo, el productor va comprometiendo ganancias que canjea anticipadamente con su producción.
Por una carga de fibrilla de algodón, del residuo del desmote, paga entre 2 y 3 mil ladrillos. Otros tantos miles, van en pago al leñador, otro insumo de esta actividad. Para la "cancha" del barro, si tiene malacate, necesita un tractor, lo que significa más gasto. Si no tiene esta herramienta, apela a un "pisadero" con caballos, pero en esta temporada es escaso el pasto natural, lo que obliga a la compra de alfalfa y granos, sobre todo para que el noble animal soporte la exigencia del rudo trabajo.
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