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Cómo es vivir casi un año sufriendo Ciberbullying

"Necesito verle la cara porque hasta ahora peleo con un fantasma", aseguró la madre de la joven que ya se cambió de colegio dos veces y ahora dejó de asistir



Por: Daniela Carrizo (periodista)


"A*" tiene 14 años y es víctima de ciberbullying. Desde septiembre del 2017, su vida y la de su familia, es una tortura. Primero fue en su Facebook, luego el de la madre, el de la tía, y pasó a otras redes. Los escenarios del acoso psicológico son virtuales y es esto lo desesperante. En diálogo con La Mañana, la mamá de "A" relató la historia de un acoso que bordea los límites de la libertad, la inseguridad y la desolación. Reflejó así una de las consecuencias más terribles de la era digital: el ciberbullying.

"Todo comenzó el 27 de septiembre del año pasado, a través del Facebook. "A" tenía una cuenta pero al tercer escrache, la dio de baja. Lo primero que hicimos fue aislarla completamente de lo tecnológico. Yo también tuve que cerrar el mío y ahora uso el de mi trabajo. Aun así siguieron: crean perfiles falsos con nombres como 'Benitocámelas' o 'Escrachamos colegios', y buscan la forma de hacerte ver la publicación. Me mandaban a mi Facebook, o al de mi hermana, o al de algún conocido. De septiembre a hoy, denuncié un total de 189 páginas", comenzó a narrar la mamá de la adolescente.

Detrás de los perfiles falsos, hay personas que la conocen de ámbitos reales, como la escuela. Así lo cuenta:
"El Bullying empezó en la EPES 77, del barrio Juan Manuel de Rosas, conocido como 'El Jauretchito'. A las primeras publicaciones no le dimos importancia, pensamos que era un simple juego de chicos. Dentro del aula, también recibía insultos y discriminación por parte de sus compañeros. Después se fue poniendo más feo. Actuamos cuando las publicaciones subieron de tono: ya no sólo le decían 'putita' entre otras cosas, empezaron a amenazarla de muerte"

Según detalló, su primer paso fue ir a la comisaría del barrio, "pero no sabían cómo proceder ya que no tenía a nadie a quien denunciar", entonces la directora del Colegio la ayudó a conseguir asistencia psicológica para ella, y desde entonces el SeTIC (Servicio Técnico Interdisciplinario Central) la acompaña. El SeTIC es un organismo dependiente del Ministerio de Cultura y Educación, compuesto por psicólogos, psicopedagogos, fonoaudiólogos, abogados y trabajadores sociales, que brindan apoyo y orientación escolar, ante distintas problemáticas, en este caso, bullying.

"A la cuarta publicación entró en la redada la directora, la amenazaban a ella y luego también, a la tutora del curso: cosas cómo 'la vamos a matar, que la vieja no se descuide que le rompemos el auto', y así. Empecé a ir con mi hija al colegio, me sentaba en los pasillos esperando a que estudie, a que rinda. Ella no se quería cambiar de colegio, porque las amenazas no pasaban de lo anónimo y la virtualidad", siguió.

El último día de clases, con más de 40 grados de calor, "A" rindió su última materia con miedo. La habían amenazado que la iban a chocar con un auto. No ocurrió. Terminaron las clases y la dejaron en paz por dos semanas, hasta que el próximo año lectivo empezó, y con éste, el ciberbullying.

2018

"Dos días antes de que empiecen las clases, empezaron de nuevo -dijo la mamá de la joven-, pero fue más fuerte". Contó que llegaron a tirarle pollo con veneno a los perros de la directora, y a ella y a su hija, pan con clavos. Se acumulaban las denuncias: "La directora realizó cuatro, la profesora, cinco. Por todos lados hay denuncias, y esto no para", dijo y retomó el relato.

"Este año, el colegio cambió de director. Me daba la espalda, me decía que dentro del colegio ella estaba contenida y que buscara justicia afuera. Llegó así el 8 de marzo. Habían hecho una publicación donde le decían que vaya armada y que la iban a esperar en la Capilla -por donde pasaba camino a la escuela-, pero el encontronazo lo tuvo en la escuela con chicos del turno mañana que estaban en su contra turno: la pararon, la acorralaron entre varios y le dijeron que estaba ensuciando el colegio con su situación y que ellos tenían la función de limpiarlo. Era viernes, plena tarde. Alrededor de las 17, "A" me pide que la retire, que se sentía mal. La busco. Recién cuando llegamos a casa me cuenta lo que pasó. Vuelvo al colegio. Me dicen que el director había autorizado a esos chicos a que investiguen".

El 2018 fue un nuevo año de persecuciones y amenazas, aparecían cada vez más perfiles falsos en Facebook, en Instagram, e incluso hicieron una campaña en Twitter donde la ofrecían como prostituta. La violencia se materializaba. El día de su cumpleaños, el 13 de abril, cinco compañeros la interceptaron en la escuela y le pusieron un porro armado en la garganta. De eso, también hay denuncia. Desde ese día, ella no quiso volver. Se cambió de Escuela.

La mamá cuenta que "A" tuvo que tomarse una semana, antes de empezar una nueva escuela, que la llevó a vivir con su tío un tiempo porque -al abandonar la EPES 77-, la buscaban afuera de la casa, la vigilaban siempre encapuchados, al punto de sentirse obligadas a instalar cámaras de vigilancia.

Empezó una nueva etapa en la EPES 67 "Emilio Puchini". La recibieron bien, pero al tiempo, "cuando estuvieron seguros de que "A" estudiaba ahí", todo comenzó de nuevo.

Describió, con espanto, cómo los victimarios iniciales se comunicaron con los nuevos compañeros de escuela y lograron ampliar la frontera de Bullying. "Le escribieron en la carpeta, entregaron fotos actuales, números y estados de "A". Le hackeron el teléfono y se llevaron información de ella actualizada", enumeró.

"Nada parece avanzar"

La persecución siguió. "A" dejó el nuevo colegio, con el pesar que eso le genera, porque entre las cosas que más disfrutaba -hasta que empezó el bullying- era estudiar. Hoy la patrulla pasa cada 10 minutos frente a su casa y el acoso virtual, no descansa. "Necesito verle la cara porque hasta ahora peleo con un fantasma", expresó. 

En cuanto a la parte judicial, explicó que el juez Spessot es quien lleva las causas de amenazas y hostigamientos, que en todo el proceso se realizaron allanamientos, a declaraciones en cámara gesell, y que "en este momento a "A" le están realizando pericia psicológica". Dijo así que recibió acompañamiento de distintos organismos, como la Unidad Judicial de Asistencia a la Victima por Violencia de Género, a cargo del doctor Dante Navarrete, pero nada parece ser suficiente. "Nada parece avanzar. Llevo un año con esto y pasó de todo, vivimos situaciones terribles. Incluso me llegaron a tratar de loca pero aprendí a tener pruebas. No entiendo cómo ellos -los acosadores- pueden tener tanta información privada y un nivel de cinismo tal y nosotros no podemos dar con las identidades", manifestó. La angustia, la desesperación, llevaron ambas a situaciones límites, pero quieren hablar, para que alguien las ayude y una vez por todas, su vida se calme.


* "A" es la inicial que eligió este medio 
para preservar la identidad 
de la menor, al relatar su historia.



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